Un “gran incendio” apareció en el cielo sobre decenas de ciudades de Europa y Asia en 1582, y recientemente se han descubierto relatos de testigos oculares de esa tormenta solar.

Científicos de la Universidad de Cornell encontraron observaciones de testigos que informaron de una “exhibición de fuego rojo en el cielo” que duró tres días, mientras que otro dijo que “espantosos y terribles rayos de fuego surgieron encima de un castillo”, según reporta el diario británico Daily Mail.

Las tormentas solares son ráfagas de partículas altamente cargadas que, si son lo suficientemente potentes, pueden causar estragos en la Tierra al provocar fallos en la red eléctrica.

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Por ejemplo, se cree que una tormenta en 1859 fue el evento meteorológico espacial más extremo registrado. Los relatos de testigos presenciales de esa tormenta, denominada evento Carrington, describen chispas que explotan desde torres de alta tensión en todo Estados Unidos, mientras que operadores de telégrafos informaron haber sufrido descargas eléctricas graves.

Otra tormenta bien documentada provocó un apagón que sumió a gran parte del noreste de los Estados Unidos en la oscuridad en 1921.

Los eventos solares también son responsables de las auroras de la Tierra. Cargan partículas en la atmósfera, haciendo que el cielo brille en rojo, blanco y verde.

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Una traducción del texto dice: “[Lisboa] En 1582, el 6 de marzo, apareció un gran incendio en el cielo del norte y duró tres noches”.

Otros registros de esta aurora se pueden encontrar en un manuscrito escrito por Pero Ruiz Soares, testigo ocular en Lisboa y autor de una crónica portuguesa del siglo XVI.

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La traducción de este escrito dice: “... en marzo de 1582, a las 8 p. m. del martes [6 de marzo], algo comenzó en la franja norte del cielo”.

“Toda esa parte del cielo parecía ardiendo en llamas de fuego; parecía que el cielo estaba ardiendo […] y nadie recordaba haber visto algo así”.

Continúa: “A medianoche, grandes rayos de fuego se elevaron sobre el castillo, que eran terribles y espantosos”.

“Al día siguiente sucedió lo mismo a la misma hora, pero no fue tan grande y aterrador”.

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“Todos fueron al campo a ver esta gran señal”.

Los investigadores ahora están mirando hacia el pasado para descubrir más sobre los patrones de las tormentas solares y si se pueden predecir.

“El registro histórico parece sugerir que las grandes tormentas como la de 1582 son, como mínimo, una ocurrencia única en un siglo, por lo que deberíamos esperar que una o más de ellas golpeen la Tierra en el siglo XXI”, concluye el artículo.

Un evento similar hoy tendría consecuencias mucho más costosas. En un estudio de 2019, los científicos advirtieron que nuestro planeta se enfrentará a una gran tormenta solar en el próximo siglo.

Demostraron que el Sol es capaz de producir descargas de radiación solar denominadas superflare (’superbrillantes’, en español).

Una sola superflare podría afectar toda la tecnología en la Tierra, causando potencialmente billones de daños y propiciando una situación de caos. (I)