No hay palabras para describir el terror y caos que vivió Turquía por dos terremoto de 7,5 y 7,8 grados. Las imágenes hablan por sí solas, al igual que muchos testimonios desgarradores que dan cuenta de lo ocurrido.
La cifra de muertos en territorio sirio suma 237 hasta el momento y la de heridos se eleva a 639, sin contar posibles víctimas en el territorio opositor, informó la agencia oficial de noticias siria SANA.
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Las imágenes muestran el daño en edificios residenciales, que colapsaron por completo en plena noche. Los servicios de emergencia trabajan con la seguridad de que la cifra de muertos será mucho mayor.
Terremoto de magnitud 7,8 se registra en Turquía, se reportan al menos 52 fallecidos
Muchos sobrevivientes también han sido rescatados de entre los escombros. La BBC reseñó el testimonio de una familia en la ciudad de Adana (sur de Turquía) que estaba en su apartamento, en un quinto piso, cuando se produjo el temblor.
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“Nunca había visto algo así en mi vida. Nos balanceamos durante casi un minuto”, señaló Nilüfer Aslan. El hombre intentó reunir a toda la familia y reveló que “solo aspirábamos a morir juntos, por lo menos, en el mismo lugar. Fue lo único que se me pasó por la cabeza”.
Los reporteros lo encontraron en la calle, en zapatillas. salieron corriendo una vez se detuvo el movimiento, porque sintieron miedo de que el edificio se derrumbara, como en efecto pasó con los que estaban alrededor.
Terremoto en Turquía: “Estamos vivos”
A la vez, AP reveló el testimonio del estudiante de periodismo Muhammet Fatih Yavus, quien reveló que pudo escuchar a un sobreviviente gritar “ya no tengo fuerzas”, desde debajo de los escombros, mientras los rescatistas intentaban alcanzarlo.
Más al este, en Diyarbakir, grúas y equipos de rescate sacaron a la gente en camillas de una montaña de pisos de cemento que alguna vez fue un edificio de apartamentos. “Estamos vivos”, decían.
Una mujer y su hermano contaron que dormían en el sofá cuando se produjo el terremoto, “Miré la lámpara, parecía que se iba a derrumbar. Tan pronto como cogimos a mi sobrino de tres años, escapamos”.
Su edificio resultó dañado, pero otros circundantes se derrumbaron, directamente. Relata que sus vecinos han atascado las calles, porque la gente está desesperada por alejarse de los edificios por temor a las réplicas.
En la ciudad turca de Gaziantep, Erdem describió a Reuters que se había sentido sacudido “como un bebé en una cuna. Nunca había sentido algo así en los 40 años que he vivido”.
(I)
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