El volcán Sangay, el más meridional de Ecuador, experimenta en los últimos dos años una intensa actividad eruptiva, con picos de emisiones como la que dejó este mes a oscuras alguna localidad, y que, según los expertos, podrían continuar a corto y mediano plazo.

Se trata de un coloso de 5.230 metros que es el estratovolcán más activo de Ecuador, con constantes manifestaciones explosivas que suelen generar gruesas nubes de ceniza y que han creado una especie de bóveda desde 1976.

El 6 y 11 de este mes protagonizó espectaculares emisiones, llegando a alcanzar columnas de 4 a 5 kilómetros sobre el nivel del cráter, que fueron transportadas por el viento provocando tormentas de ceniza y opacando la visibilidad en varias provincias aledañas.

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Escenario eruptivo probable

El escenario más probable para los próximos días y meses, alertó esta semana el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, es que continúe la actividad eruptiva, con eventuales picos, emisiones de ceniza de leves a importantes y una potencial remoción de escombros en su quebrada suroriental.

“En realidad, lo que podemos esperar es que se mantenga con la actividad actual con picos mayores, ya tenemos varias explosiones por día, en muchas ocasiones con un flujo de lava activo y tenemos pequeñas emisiones de ceniza”, explicó a Efe la directora del Instituto, Silvana Hidalgo.

otografía de archivo fechada el 20 de septiembre de 2020 que muestra las labores de limpieza de la ceniza del volcán Sangay en la pista del aeropuerto José Joaquín de Olmedo de Guayaquil. Foto: EFE

Los magmas de este volcán son de composición andesítica, precisa la responsable del organismo que vigila la actividad volcánica, sísmica y geotérmica en el país, y sus manifestaciones, ya eran descritas en los relatos de los conquistadores españoles.

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“Uno de ellos habla de una erupción en 1628, que dejó la ciudad de Riobamba en oscuridad durante tres días por la caída de ceniza”, indicó.

Ubicado en la Cordillera Real, en la provincia amazónica de Morona Santiago, consta de tres cráteres alineados a lo largo de la cumbre, con un diámetro basal de 10 a 12 kilómetros.

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A diferencia del volcán Tungurahua, la actividad del Sangay es poco conocida dado que no afecta sitios habitados y únicamente es explorado por investigadores, andinistas y sobrevuelos de monitoreo.

Sin embargo, en los últimos años su creciente intensidad y la caída de ceniza y otros elementos han ido en aumento.

El Instituto Geofísico da cuenta de que estos últimos picos han llegado a provocar cambios morfológicos evidentes, el principal, asociado a la erosión en el flanco suroriental, que ha dado lugar a la formación de una amplia quebrada por la que corren flujos de lava y corrientes de densidad piroclástica.

Estos cauces han acarreado derrumbes en esa ladera del volcán de manera repetitiva y aumentado la cantidad de sedimentos en la cabecera del aledaño río Volcán y provocado emisiones de gas manifestadas en plumas o ceniza.

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Fotografía de archivo fechada el 13 de junio de 2020 que muestra al volcán Sangay con una constante emisión de ceniza. Foto: EFE

El Sangay se encuentra en un proceso especialmente eruptivo desde el 7 de mayo de 2019 y ha registrado seis erupciones con afectación regional desde entonces: una el 9 de junio de 2020, otra el 20 de septiembre de ese año, otra de menor intensidad el pasado 23 de enero, seguida por las más intensa del 6 y 11 de marzo.

97 volcanes en Ecuador

La expulsión de ceniza supone un reto para las autoridades, que la semana pasada expidieron instrucciones de emergencia a la población para minimizar los riesgos.

El Municipio de Guayaquil, por ejemplo recomendó “proteger las vías respiratorias con mascarilla” y “los ojos con gafas protectoras”, “evitar el contacto de la ceniza directamente con la piel” y “salir de casa”.

Además, cerrar ventanas en domicilios y oficinas, conducir a velocidad reducida para evitar la dispersión de ceniza en la calzada, y mantener tapados los reservorios y depósitos de agua.

De acuerdo a la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR), en Ecuador hay 97 volcanes, de los que al menos 25 han presentado erupciones importantes en la última década y ocho recurrentes en los registros históricos posteriores a la conquista española.

Incremento de parámetros

“Tenemos un incremento de los parámetros de gasificación mínima que el 11 de marzo fueron de 31.000 toneladas de dióxido de azufre, cuando en 2019 eran de menos de mil o un día normal en el último tiempo entre 2.500 y 3.000”, aclaró Hidalgo con respecto a la creciente actividad del Sangay.

La semana pasada el investigador del Instituto Geofísico Benjamin Bernard advertía que “a mediano plazo, podemos ver que el volcán está en sistema abierto, es decir, que nada impide al magma llegar cerca de la superficie y hacer erupción”.

Fotografía de archivo fechada el 20 de septiembre de 2020 que muestra la ceniza del volcán Sangay sobre los tejados de la población de Alausí, en la provincia de Chimborazo (Ecuador). Foto: EFE

Entonces, la emisión de cenizas llegó a la provincia de Chimborazo, y más levemente a Morona Santiago y Bolívar, ayudado por el viento que la cordillera andina suele ser de componente este-oeste.

La directora del Instituto no descarta la posibilidad de que se produzca una erupción más grave, mientras que vislumbra con menos opciones que empiece a disminuir la actividad. (I)