Rusia se tomó hoy muy en serio el ultimátum de 50 días del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aunque denuncia que éste es víctima de enormes presiones por parte de la OTAN y la Unión Europea (UE), a los que acusa de echar aceite al fuego de la guerra.
“La declaración del presidente de EE.UU. es muy seria. Parte de ella iba dirigida personalmente al presidente (ruso, Vladímir) Putin. Sin lugar a dudas, necesitamos tiempo para analizar lo que se ha dicho en Washington”, dijo Dmitri Peskov, portavoz presidencial, en su rueda de prensa telefónica diaria.
Con todo, el Kremlin aún no quiere creerse que el giro aparentemente copernicano de la Casa Blanca es definitivo -mantiene que Washington nunca suspendió del todo los suministros de armas- y confía en que Putin pueda recuperar en las próximas semanas el favor de Trump.
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Una señal para la guerra, no para la paz
Rusia, que se niega a dejar de combatir mientras se negocia una paz duradera, acusa a Occidente de animar a Kiev a hacer lo mismo, lo que retrasa su capitulación ante la maquinaria de guerra rusa.
“Parece que tales decisiones que se adoptan en Washington, en los países de la OTAN y directamente en Bruselas, la parte ucraniana se las toma no como una señal para la paz, sino como una señal para la continuación de la guerra”, destacó Peskov.
Añadió que si el presidente ruso lo considera “necesario”, hará una declaración al respecto. “No quiero precipitarme. Esperemos la decisión de Putin”, señaló.
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Mientras, el viceministro de Exteriores ruso Serguéi Riabkov rechazó abiertamente lo que llamó “ultimátum” de 50 días del jefe de la Casa Blanca.
“Queremos destacar, en primer lugar, que cualquier intento de plantear exigencias, especialmente ultimátums, nos parece inaceptable”, dijo Riabkov, citado por la agencia TASS.
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El número dos de la diplomacia rusa agregó que Moscú prefiere la vía diplomática para solucionar los conflictos, pero si esta “no recibe la respuesta adecuada”, continuará la conocida como operación militar especial.
Excusar al soldado Trump
En línea con la política de echar la culpa de todo a los europeos y excusar a Trump, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, denunció este martes desde Pekín que Trump se encuentra bajo una “enorme” presión de la UE y la OTAN.
“Queremos comprender qué hay detrás de esa declaración (...) Es evidente que (Trump) está bajo una enorme presión”, dijo el jefe de la diplomacia rusa tras participar una reunión del Consejo de Ministros de Exteriores de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS).
Según Lavrov, la presión que ejercen sobre el líder estadounidense los dirigentes aliados y comunitarios, que -adujo- buscan satisfacer las demandas de armamento moderno, incluido ofensivo, es “indecente”.
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Trump, con el que Putin habló por sexta vez el pasado 3 de julio, aún no es el enemigo, como sí lo fue su antecesor, Joe Biden. La clave serán los suministros de las baterías Patriot y, especialmente, los misiles de medio alcance Tomahawk, tema que está sobre la mesa, según la prensa estadounidense.
Aún así, Lavrov aseguró que Rusia no se doblegará ante la amenaza de nuevas sanciones occidentales si no alcanza un acuerdo con Ucrania antes de septiembre.
“Ya se han impuesto contra nosotros una cantidad sin precedentes de sanciones. Estamos afrontándolas, no tengo ninguna duda de que lo haremos (también en el futuro)”, aseveró.
En cuanto a los socios comerciales de Rusia, que podrían sufrir aranceles secundarios por continuar sus negocios con Moscú -China e India reciben más de dos tercios de las exportaciones rusas de petróleo-, Lavrov se mostró convencido de que estos no abandonarán su “política independiente”.
“Tienen obligaciones internacionales, y conociendo a nuestros socios, no veo cómo pueden abandonar su política independiente, la política de cumplimiento de los acuerdos alcanzados tanto a través de canales bilaterales como en formatos multilaterales”, declaró.
Negociaciones estancadas en Estambul
Como hace desde hace meses, el Kremlin insiste en que está dispuesta a reanudar las negociaciones, cuyas primeras dos rondas resultaron en mayo y principios de junio en el canje de prisioneros y cadáveres.
No obstante, insiste en que es Kiev quien no ha propuesto una fecha para la tercera ronda en Estambul.
“Ese diálogo también lo quieren ver en Washington y presuntamente en Europa. Aunque, a juzgar por sus declaraciones, en Europa quieren ver más bien una escalada de las acciones militares que el paso a la paz. Pero Kiev mantiene silencio”, recalcó.
Al respecto, Lavrov aseguró que el formato de negociaciones de Estambul mantiene su actualidad, algo que no comparten los negociadores ucranianos.
“Si ellos afirman que el formato está agotado, significa, además de una actitud despreciativa hacia sus ciudadanos, también una falta de voluntad de llegar a un acuerdo”, dijo. (I)