Con el 86,59% de los votos escrutados, Argentina tiene un nuevo presidente. Se trata de Javier Milei, quien irrumpió en la política de ese país en los últimos años.
Irascible, franco, espontáneo, Milei insultó políticos y prometió dolarizar la economía, aunque también estuvo forzado a buscar consensos para ganar el balotaje del domingo, guardó la motosierra que antes blandía como su estandarte y ahora luce “amordazado”.
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El economista ultraliberal y antisistema ganó las primarias rompiendo el bipartidismo argentino y llamando a “dinamitar” el Banco Central, cortar el gasto público, reducir al mínimo el papel del Estado y acabar con la “casta política y chorra (ladrona)”.
Además, niega que exista una brecha salarial entre hombres y mujeres y rechaza el consenso de 30.000 desaparecidos durante la última dictadura (1976-1983) establecido por organizaciones de derechos humanos, al estimar en menos de la tercera parte esa cifra.
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Con propuestas como estas, que antes “eran marginales y ahora se volvieron centrales”, se convirtió en un líder de “una relevancia pública inusitada para la derecha más dura en la Argentina”, dijo a la AFP Gabriel Vommaro, politólogo de la Universidad de San Martín.
Su estilo es el de un candidato enojado que llama a canalizar en él la rabia de quienes están decepcionados del peronismo, la corriente política que ha marcado la historia de Argentina desde los años 1940 creada alrededor de la figura del militar populista Juan Domingo Perón y encabezada por el Partido Justicialista.
De cabellera abundante y alborotada por la cual es apodado “el Peluca”, Milei es con frecuencia tildado también de “loco”. Pero a esto él responde: “¿Sabe cuál es la diferencia entre un genio y un loco? El éxito”.
Milei como ‘influencer’ nació en la televisión en 2015, protagonizando furibundas diatribas económicas en programas de opinión. Luego, sus comentarios alimentaron las redes sociales y alcanzaron a los jóvenes, para muchos de los cuales el discurso del “Peluca” fue novedoso y rebelde.
Milei trabajó en el sector privado hasta 2021, cuando fue elegido diputado del recién formado partido La Libertad Avanza. Desde entonces, quebró el bipartidismo argentino y dominó la agenda mediática.
Nacido en Buenos Aires en 1970, de joven jugaba fútbol y cantaba en una banda que versionaba canciones de los Rolling Stones.
Según “Loco”, la biografía no autorizada del periodista Juan Luis González, Milei no reconoce la muerte de su perro Conan y se refiere a él como uno de los “cinco” perros/hijo que lo acompañan.
Sus otros cuatro mastines ingleses son clones de Conan nacidos de un procedimiento que Milei encargó en Estados Unidos. Se comunica con ellos, los vivos y el muerto, gracias a las supuestas enseñanzas de una “médium” especializada en la “comunicación interespecies”.
Soltero, sin hijos y con pocos amigos, llevó recientemente a la actriz y humorista Fátima Flórez, su nueva novia, a la televisión. Allí aprendió a hacer el gesto del corazón con los dedos. “Somos muy explosivos”, dijo él.
Estudió Economía en la reconocida Universidad de Belgrano e hizo dos posgrados en instituciones locales. Ha publicado varios libros y también ha sido acusado de plagiar párrafos enteros.
Por su parte, su binomio Victoria Villarruel es hija de un veterano de la guerra contra el Reino Unido por las islas Malvinas en 1982 y sobrina de otro procesado por su accionar durante la dictadura.
La abogada preside el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas, organización no gubernamental dedicada a visibilizar las muertes provocadas por las organizaciones terroristas durante la década de 1970 en Argentina y reconocer los derechos de las víctimas de la guerrilla.
Desde 2021, es diputada nacional junto con Milei y ahora como candidata a vicepresidenta impulsa su agenda para “reconstruir la parte de la historia” que, entiende, “borraron” los Gobiernos del ya fallecido Néstor Kirchner (2003-2007), Cristina Fernández (2007-2015) y Alberto Fernández (2019-2023).
Villarruel, quien fue tachada de “desquiciada” y “mala persona” por la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, apoya a los militares que “padecen la demonización y el maltrato del kirchnerismo” e insiste en que “no fueron” 30.000 los desaparecidos de la última dictadura militar, sino 8.751, por los nombres en el Parque de la Memoria, situado en la costanera norte de Buenos Aires (8.860 desde 1969 hasta 1983).
“Es importante que reconozcamos que hubo víctimas del terrorismo que no tienen derechos humanos”, dijo en el último debate de vicepresidentes, y ha repetido muchas veces que propondría una auditoría en el área de Derechos Humanos del Gobierno, que considera un “agujero negro”.
Tanto ella como Milei son ‘provida’ y buscan rever la ley que permite el aborto hasta la semana 14 o por violación o riesgo de vida, ya que, aseguró, no se respeta el espíritu de la ley y se encuentran “madres que están abortando chicos a término”. (I)