El tiroteo ocurrido este miércoles durante una misa de inicio de clases en una iglesia católica de Minneapolis, en el norte de Estados Unidos, dejó dos niños muertos y al menos 17 personas heridas, entre ellas catorce menores de edad.

El atacante, un hombre joven que disparó contra los feligreses con un rifle, una escopeta y una pistola, se quitó la vida en el estacionamiento, confirmó la policía.

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Aunque las autoridades locales no han revelado oficialmente el nombre del tirador, en redes sociales lo identifican como Robin Westman, un joven de poco más de 20 años.

Horas antes del ataque, un canal de YouTube vinculado a Westman publicó un video de 20 minutos en el que se mostraba una mano pasando lentamente las páginas de un cuaderno rojo colocado sobre esquemas de armas de fuego, y que contenía referencias directas a la iglesia Annunciation, donde ocurrió el ataque.

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Además, se observan en el video cartuchos de bala en los que figuran frases como “Matar a Donald Trump” y “¿Dónde está tu Dios?“.

La policía investiga si este material constituye una especie de “manifiesto” del atacante. Sin embargo, hasta ahora no ha confirmado públicamente la autoría del video ni la identidad oficial del sospechoso.

El jefe de policía de Minneapolis, Brian O’Hara, lo describió como un “acto deliberado de violencia contra niños inocentes”. Dos pequeños, de 8 y 10 años, murieron en el lugar, mientras otros permanecen hospitalizados, dos en estado crítico.

El gobernador de Minnesota, Tim Walz, expresó que rezaba por las víctimas y criticó la violencia armada que vuelve a golpear a comunidades escolares.

El alcalde Jacob Frey señaló: “Estos niños estaban literalmente rezando. Deberían estar jugando en el patio, no temiendo por sus vidas”.

El ataque del miércoles es el último de una larga lista de tiroteos escolares en Estados Unidos, donde las armas superan en número a las personas y los intentos de restringir el acceso a armamento enfrentan un eterno estancamiento político. (I)