La pandemia de coronavirus afecta duramente esta semana a todo el mundo, especialmente a Latinoamérica.
El confinamiento impuesto a la gran mayoría (80%) de la población en Chile y la restricción de vuelos en Argentina son solo dos de las medidas ante una brutal nueva ola de COVID-19, que ha provocado trágicos balances en México y Brasil, mientras en Europa aumenta la tensión por la producción y distribución de las vacunas.
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Colombia anunció que el COVID-19 fue la principal causa de muerte durante 2020, según datos revelados el viernes por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), recogidos por EFE.
Ese país registró este viernes su mayor cifra diaria de contagios desde el inicio de la pandemia, con un récord de 7.626 nuevos casos.
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El coronavirus, que ha dejado más de 24 millones de casos y 757.000 muertos registrados en América Latina y el Caribe, continúa su avance en la región, preocupada por la incidencia cada vez mayor de la variante brasileña, considerada mucho más contagiosa que la cepa original.
Mientras, Argentina anunció, por su parte, la suspensión de vuelos regulares con Chile, Brasil y México a partir del sábado. La restricción se suma a la que ya regía para los viajes aéreos desde el Reino Unido e Irlanda del Norte, indica AFP.
En Argentina también hay una polémica por las medidas que se toman en la provincia de Formosa para combatir el virus.
Human Rights Watch (HRW) y la Universidad Johns Hopkins publicaron un informe en el que alertan sobre las medidas “abusivas e insalubres” en la provincia y confinamientos que “podrían considerarse detenciones arbitrarias”.
Los casos de coronavirus aumentan también en países como Uruguay, Venezuela, Perú y Paraguay, que han atribuido la ola actual de la pandemia a la ferocidad de la variante brasileña, denominada P1, que ha provocado que Brasil tenga más de 100.000 contagios diarios y ha elevado la cifra de fallecimientos a más de 303.000.
Además de que en varios países van apareciendo otras variantes propias y extranjeras (como la británica).
En ese escenario, el instituto Butantan, de São Paulo, anunció el viernes que está desarrollando una vacuna “100% brasileña” contra el coronavirus. Tras los primeros buenos resultados preclínicos, se espera ahora la autorización del regulador sanitario Anvisa para empezar sus ensayos clínicos en humanos en abril y la vacunación en julio. La vacuna se llamará Butanvac.
Butantan actualmente produce y envasa la vacuna china Coronavac, la más usada en el país. Además, trabaja en un posible tratamiento contra el COVID-19 con un suero desarrollado a partir de un virus inactivado por radiación y aplicado a caballos, que produce anticuerpos IgG y cuya sangre fue extraída y purificada con una técnica utilizada también durante décadas.
México superó, por su parte, los 200.000 fallecidos por COVID-19 el jueves. Con 126 millones de habitantes, es el tercer país más enlutado por la pandemia en números absolutos después de Estados Unidos y Brasil.
Pero no solo la región sufre la preocupación y consecuencias de una nueva ola. En Alemania, el presidente del Instituto Robert Koch (RKI) de virología, Lothar Wieler, advirtió que la tercera ola de la pandemia será peor que las dos primeras y que la única opción de romperla es reducir los contactos al mínimo.
Como se menciona antes, uno de los problemas —además de la distensión en los cuidados preventivos— es la aparición de nuevas variantes, algo que preocupa tanto a los científicos como al gran público por el riesgo de que sean más peligrosas que el virus detectado por primera vez a finales de 2019 en China. Varias ya han demostrado ser mucho más contagiosas. (I)