Brasil busca alternativas para evitar un vacío en su capacidad aérea. Según informó Folha de S.Paulo, el país negocia con Suecia la posible compra de aviones Gripen C/D usados, que servirían como reemplazo transitorio de los veteranos F-5 y AMX.
La decisión responde a las demoras en el programa Gripen E/F, firmado en 2014, que preveía completar 36 aeronaves en 2024. Sin embargo, limitaciones presupuestarias y sucesivas modificaciones han postergado el plazo hasta 2032, ocho años más tarde de lo proyectado.
El comandante de la Fuerza Aérea viajó a Estocolmo el 16 de septiembre y firmó una declaración de cooperación en defensa con el ministro sueco Pål Jonson. Aunque el acuerdo destacó la compra sueca de aviones KC-390, no se mencionó públicamente la negociación por los cazas usados.
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Actualmente, Brasil cuenta con diez Gripen ya recibidos y espera que el primero ensamblado en el país vuele este año en instalaciones de Embraer. Sin embargo, la lenta producción mantiene abierta la posibilidad de un déficit de defensa aérea.
El retiro gradual de los AMX A-1, con apenas 30 en servicio parcial, y de los F-5M modernizados, amenaza con reducir las capacidades operativas. La Fuerza Aérea advirtió a los legisladores sobre el riesgo de un “apagón” en parte de su sistema de defensa si no se asegura una solución puente.
Una opción en estudio contempla combinar seis Gripen E/F nuevos con doce Gripen C/D usados, lo que replicaría la estrategia de 2006, cuando Brasil adquirió Mirage 2000 de segunda mano para cubrir necesidades inmediatas.
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Sin embargo, la transferencia no es sencilla. Suecia evalúa sus propios requerimientos tras ingresar en la OTAN y frente a la tensión con Rusia, lo que limita su disposición a ceder cazas que aún necesita para su seguridad nacional.
Brasil también analiza alternativas más allá del Gripen. Entre ellas figuran el indio HAL Tejas Mk1A, F-16 de segunda mano de Estados Unidos, el italiano M-346 FA o incluso los J-10CE chinos, cuya oferta incluyó acceso al centro espacial de Alcantara.
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Cualquiera de estas opciones, sin embargo, implica desafíos logísticos y de entrenamiento por la coexistencia de distintos modelos de combate. La Fuerza Aérea busca evitar esa dispersión, ya que la normativa nacional limita el uso a un máximo de tres familias de cazas.
El contrato original del Gripen, valorado en unos 4.250 millones de dólares al cambio de 2014, sigue siendo la base del plan brasileño. No obstante, la lenta ejecución obliga al país a considerar soluciones temporales que garanticen la defensa aérea hasta que el proyecto alcance su madurez. (I)