La historia de Morella tiene todos los elementos para un guion de serie o película. Se enamoró muy joven y su pareja la separó de la familia. Cortó todo tipo de comunicación, al punto de mantenerla en cautiverio durante 31 años.

Morella escapó del infierno en el que convirtieron su vida en enero de 2020. Huyó de la especie de “casa por cárcel” que le impuso su exmarido. Varias personas dudaron de su caso, pero la denuncia sí fue recibida e investigada.

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Los hechos sucedieron en Maracay, capital del estado Aragua, ubicado en el centro de Venezuela.

El miércoles 21 de junio de 2023, la Fiscalía venezolana informó que el exmarido de Morella fue sentenciado y enviado a la cárcel de Tocorón. localizada en la misma entidad aragüeña.

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El cautiverio de Morella

En febrero de 2022, a pocos días de respirar de nuevo “en libertad” y abrigada por el amor de sus familiares, Morella narró lo vivido al medio Crónica Uno.

Matías Enrique Salazar Moure fue su pareja. Ella tenía 17 años cuando lo conoció. Él es seis años mayor. Del amor pasó al miedo que le producía tenerlo cerca.

La llevó de Naguanagua, una población del estado Carabobo, vecino de Aragua, a vivir a Maracay.

Cuando él llegaba al apartamento, describió a ese medio, el tono de voz de ella “debía ser muy bajo y pausado, al igual que su caminar.

Si alguna orden de Matías no se cumplía, comenzaba la tortura psicológica: repetir, repetir y repetir la misma instrucción hasta el cansancio

Morella

A la madre de Morella le dolía su ausencia. No supo de ella desde que se fue con Matías. Cuando fue a la policía, hace años, a denunciar, los mismos funcionarios desestimaron el caso. “Se fue con el novio por voluntad propia”, le habrían respondido, de acuerdo con el medio citado.

La progenitora murió. No tuvo oportunidad de volver a abrazar a su hija.

Morella “estuvo 31 años raptada en varios inmuebles de Aragua, los últimos 18 años los pasó en un apartamento de la torre C del conjunto residencial Los Mangos, en la avenida Constitución de Maracay”, precisó Crónica Uno.

En esas residencias, Salazar, a decir de vecinos, vivía con otra mujer. Desde un apartamento de la torre D “montaba vigilancia” hacia donde estaba Morella.

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La segunda víctima era esa otra mujer a la que “raptó hace 23 años, usó un arma de fuego para someterla. La mujer quedó embarazada de una niña, que actualmente tiene 20 años.

La joven se convirtió en la tercera víctima de Salazar. La custodiaba al entrar y salir del colegio”, reseñó NTN 24.

Morella dormía en un colchón que estaba encima de un jergón. Los únicos lugares de la vivienda que tenían luz eran el cuarto y la cocina.

Morella era víctima de violencia psicológica y física. Un buen día, en enero de 2020, decidió armarse de valor y escapar. Tomó las llaves y huyó del apartamento. Fue el momento decisivo. Matías Salazar no la tenía “espiada”.

“Tras escapar, Morella caminó dos horas buscando el Instituto de la Mujer pues escuchó en la radio que allí ayudaban a las víctimas de violencia”, tuiteó la periodista Jéssica dos Santos.

La justicia llegó

Matías Salazar quedó detenido tras verificarse el hecho y luego de varias experticias efectuadas por funcionarios de la Policía científica (Cicpc) y de la Unidad Técnico Científica y de la Unidad de Atención a la Víctima del Ministerio Público (MP) de Venezuela.

El MP comunicó que el hombre fue condenado a 17 años y dos meses de prisión por ejercer violencia psicológica y violencia sexual contra su expareja de 52 años, hecho detectado el 24 de enero de 2020 en Maracay, estado Aragua.

Igualmente, fue sentenciado por violencia psicológica contra su hija de 20 años y otras dos mujeres de 58 y 44 años. Eran cuatro en total a las que sometía, por lo expresado, entonces, por esta instancia.

En la audiencia de juicio, representantes de las fiscalías 64 nacional y 24 de Aragua ratificaron la acusación contra el hombre por los delitos de violencia psicológica, amenaza y violencia sexual en perjuicio de su expareja, así como por el primer tipo penal en perjuicio de su hija y las otras dos víctimas.

Crónica Uno informó, citando a Morella, que Salazar “fue absuelto por del delito de esclavitud sexual, por falta de elementos probatorios”.

(I)

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