El pasado martes, un barco pesquero que transportaba cientos de migrantes desde Libia hacia Italia naufragó a 87 kilómetros de la costa sur de Grecia.
Se presume que al menos 750 personas iban a bordo, pero hasta el momento se contabilizan 104 sobrevivientes y otros 79 cuerpos han sido encontrados en el mar. El resto sigue desaparecido desde el naufragio, y organizaciones internacionales temen que cientos hayan muerto en el incidente que pudo haber sido evitado por los guardacostas griegos.
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Los guardacostas griegos que estaban de guardia en la noche del martes recibieron un aviso de las autoridades italianas sobre “un barco con un gran número de extranjeros a bordo”.
Después del aviso, movilizaron a patrulleros griegos para encontrarlo. “Un avión de Frontex fue el primero en encontrar el navío el martes en la tarde, y después dos buques que navegaban en la zona”, según los guardacostas.
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A las 22:40, el barco de pesca notificó un fallo en el motor. El patrullero que estaba a proximidad “trató inmediatamente de acercarse al pesquero para ver cuál era el problema”, aseguraron los guardacostas.
Pero apenas 24 minutos después, el jefe del patrullero anunció por la radio que el navío había volcado. Se hundió en 15 minutos.
Según los guardacostas griegos, “no hubo petición de ayuda” de las personas a bordo del pesquero.
“Tras numerosas llamadas del centro de operaciones de los guardacostas griegos para rescatarlos, la respuesta del pesquero fue negativa”, asegura el comunicado.
“Decían ‘No help, Go Italy’ (”Ayuda no, vamos a Italia”, en inglés)”, añadió.
Según oenegés y expertos, las autoridades portuarias de Grecia debieron intervenir a pesar de que el barco haya rechazado la ayuda.
El portavoz de la policía portuaria griega, Nikolaos Alexiou, subrayó por su parte que no se podía “remolcar un barco con tanta gente a bordo por la fuerza, tienen que cooperar”.
Por otro lado, “el argumento griego según el cual las personas no querían ser rescatadas para poder seguir hacia Italia no se sostiene”, aseguró Vincent Cochetel, enviado especial del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), a la AFP.
“Le correspondía a las autoridades griegas llevar a cabo, o al menos coordinar, una operación de rescate, usando sus propios buques de rescate o cualquier otro navío que se encontrara en la zona, incluidos buques mercantes”, insistió.
Tras las investigaciones, nueve presuntos traficantes egipcios fueron detenidos. Entre ellos se encuentra el capitán del navío, que abandonó la embarcación antes de que se hundiera. (I)