El día que entrevisté al presidente Jovenel Moïse, Haití ya estaba en llamas. Y casi literalmente.

En mi camino hacia el Palacio Presidencial tuve que negociar con varios manifestantes para poder cruzar las barricadas de llantas y basura quemadas que habían instalado a manera de protesta.

En ese momento, junio de 2019, el mandatario estaba contra las cuerdas por un escándalo de corrupción. La gente pedía su renuncia. Pero meses después las protestas se intensificaron por su polémico cierre del Parlamento y su intención de reformar la Constitución, entre otros movimientos que fueron mermando su legitimidad.

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Pero desde el día uno Moïse, que creó su capital político tras una exitosa carrera como empresario bananero, tenía su gobernabilidad cuestionada. Fue elegido con menos de un millón de votos en un país de 11 millones de habitantes.

En la entrevista, atendida en francés a preguntas en inglés, Moïse negó las acusaciones de corrupción y se mostró como un factor de unidad para un país dividido. Se sentía ajeno a la élite política, mayoritariamente blanca, que gobernó al país más pobre de América durante décadas. Parecía confiado en que la crisis se superaría gracias a él.

Tan confiado estaba de su momento, e interesado de dar a conocer sus opiniones, que accedió a repetir un tercio de las preguntas que no quedaron registradas por las cámaras por un problema técnico.

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Le insistí una y otra vez en que un gesto suyo, como renunciar, podía calmar la indignación que vi en la calle durante los cinco días que estuve en Puerto Príncipe.

Él, sin embargo, con una gesticulación fluida y un discurso sereno, se mostró optimista: “A los haitianos no les gusta la guerra y mucho menos si es entre nosotros. No estamos en situación de matarnos unos a otros”, me dijo.

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Dos años después el presidente fue asesinado a tiros en su residencia. Quizá esa confianza en sí mismo, vista desde hoy, sirva de prueba de la desconexión con la gente que sus críticos denunciaban.

Acá reproducimos la entrevista que el 25 de junio de 2019 Jovenel Moïse le dio a BBC Mundo.

El Presidente de Haití, Jovenel Moïse, fue asesinado en su residencia en Puerto Príncipe

El presidente de Haití, Jovenel Moïse, habla con pausas, se sienta relajado y sonríe cada tanto. Pero su situación no es propiamente cómoda. Y él es el primero en admitirlo.

Un escándalo de corrupción tiene al país más pobre de América inmerso en una crisis política. Hay protestas todos los días en las calles. La economía está en picada. Los colegios, bancos y hospitales funcionan esporádicamente. La zozobra se tomó el estado de ánimo.

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Y el mandatario, actualmente en busca de formar un gobierno que acepte el parlamento, cree que renunciar, como le piden los manifestantes, sería empeorar la situación aún más.

Venido del norte del país, Moïse llegó al poder hace dos años de la mano del expresidente Michel Martelly, un carismático cantante que aprovechó su popularidad para hacer carrera política.

Moïse, como Martelly, se jactan de no ser parte de la élite política y económica que ha gobernado Haití durante décadas. La misma que, según muchos haitianos, ha perpetuado la miseria del país más desigual de la región.

Pero las reformas prometidas siguen pendientes, no solo en términos sociales, sino, sobre todo, en cuanto a la corrupción.

A principio de este mes, la Corte de Auditoría publicó un informe según el cual el dinero proveniente de Petrocaribe, el fondo venezolano para apoyar a países caribeños, parece haberse perdido.

Se calcula que US$2.000 millones de presupuesto destinado para obras sociales e infraestructura se malgastó y se perdió.

Y en el centro de la investigación está, precisamente, Moïse, quien manejó una empresa que recibió dinero del petróleo.

El palacio presidencial de Haití quedó destruido tras el terremoto que en 2010 dejó más de 300.000 muertos. En lo que hoy es el modesto despacho presidencial, Moïse atendió a BBC Mundo para esta entrevista exclusiva.

El gobierno de Jovenel Moïse estuvo marcado por las protestas. Foto: AFP

Presidente, ¿tiene intención de renunciar?

El país está atravesando momentos difíciles. Escucho las demandas de la gente. Tenemos problemas de precariedad en el país. Tenemos más de tres millones de personas viviendo bajo la línea de pobreza, tenemos problemas de seguridad extremadamente graves, hay una obligación de transparencia dentro de la administración pública.

Pero ¿puedes resolver esto con más inestabilidad política?

Permítanme tomar como ejemplo los últimos 33 años: hemos tenido 15 presidentes, 22 primeros ministros, una gran cantidad de gabinetes ministeriales y un número de transiciones, y aún estamos donde estamos.

La solución a los problemas que estamos atravesando actualmente no es la renuncia del presidente.

Esta solución reside en la unidad, la serenidad y la calma y la convivencia.

Esa es la razón por la que decimos a todos los haitianos que necesitamos unirnos. Necesitamos mirarnos a los ojos para decirnos la verdad. Necesitamos un país unido para crear un país mejor para la próxima generación.

Moïse cree que el problema de Haití no es un hombre, un presidente. Es un sistema que ha perpetuado la división durante años. Y que la solución es la unidad.

Pero muchas de las personas que están protestando afuera creen que el elemento de división es usted...

El problema del que estamos hablando es el sistema, no una persona. Hemos conocido muchos gobiernos, muchos presidentes, muchos primeros ministros. Pero todavía estamos donde estamos. Significa que estos problemas fueron identificados erróneamente.

Es por eso que ahora, cuando hablo con usted sobre el sistema, es importante que todos los haitianos se unan y busquen que todas las fuerzas sociales, económicas y políticas actuales dejen de enfrentarse. No podemos construir un futuro para este país a través de la división.

Todos tenemos un plan para salvar a Haití; debemos poner todos esos planes en la misma mesa, crear un plan que no se base en intereses particulares, sino en intereses colectivos.

Sigue sin quedarme claro cómo alguien que genera división puede generar unidad.

La confianza no es algo que podamos comprar de un día para otro. Es un proceso en el cual estamos.

Hoy las fuerzas sociales, económicas y políticas desconfían una de la otra.

Lo he estado repitiendo desde mi campaña electoral: la estabilidad política es la primera propiedad pública.

Por eso hoy estoy luchando para contarles a mis hermanos haitianos, a los que están fuera y dentro del país, que necesitamos unirnos todos juntos para crear un proyecto común para este país.

Las protestas contra Jovenel Moïse aumentaron cuando una corte denunció que el dinero de Petrocaribe, el fondo creado por Hugo Chávez, se había esfumado en corrupción. Foto: EPA

Petrocaribe y las empresas que usted solía presidir están ahora acusadas de corrupción: ¿qué pasó allí?

En primer lugar, en mi administración no se firmó ninguna resolución con Petrocarbe: la última resolución con Petrocaribe fue en 2016 y yo llegué al poder en 2017. En mi administración no hubo ninguna resolución.

Antes de mi presidencia fui uno de los representantes de una empresa. Y esa empresa tenía un contrato con el estado haitiano. Era un contrato correcto firmado por la Corte de Auditorías.

Esta empresa reparó 3 km de carretera. El trabajo se realizó en un 85% y la compañía ha recibido el 35% del dinero. Yo renuncié a la empresa. Me convertí en el presidente de la República. Y el camino todavía está allí, puede ir a visitarlo.

Antes de su administración, ¿hubo corrupción en Petrocaribe?

No tengo esa respuesta. La Corte de Auditoría está haciendo una investigación. La justicia es independiente y está cumpliendo su labor de dar luz a la verdad absoluta, para que los culpables y las instituciones culpables sean juzgados.

¿Cuál es su opinión sobre Petrocaribe?

Es un caso, es un caso en curso.

En enero de 2020 Jovenel Moïse disolvió el parlamento y empezó a gobernar por decreto. Foto: GETTY IMAGES

Porque pareciera que Petrocaribe se convirtió en un esquema de corrupción que solo generaba riqueza para políticos en el Caribe y en Venezuela y apoyo para Venezuela dentro de la comunidad internacional…

Este es un tema que también a mí me interesa. Yo estoy desempeñando mi papel como administrador del ejecutivo y el poder judicial está haciendo su labor.

No puedo emitir opiniones ahora, el poder judicial debe hacer su trabajo, por eso, como jefe del ejecutivo, he pedido que algunas instituciones internacionales estén presentes para echar un vistazo al caso.

Eso hace pensar que las instituciones haitianas no están en capacidad de investigar por sí solas.

Eso no es lo que he dicho. Tenemos instituciones correctas, pero estamos en una situación de crisis y el país está tan enfrentado, que necesitamos el apoyo internacional.

Haití es parte y es fundador de organizaciones internacionales como la OEA y la ONU. Hoy estamos en una situación de crisis y para entender y saber qué fue lo que pasó esas instituciones son una necesidad.

Daniel Pardo en entrevista con Jovenel Moïse.

El Estado ahora está investigando las compañías que usted presidió y ahora usted es el jefe de Estado, ¿no es un conflicto de intereses?

Cuando tomé la decisión de ser candidato a la presidencia, renuncié a las administraciones de la empresa. Lo que significa que, durante mi presidencia, esa compañía no ha firmado ningún contrato con el Estado.

No podemos hablar de conflictos de intereses y es necesario que haya continuidad en la investigación, para que todos podamos encontrar la verdad. Yo personalmente estoy esperando la verdad sobre cómo se gastó el dinero.

Algunos piensan que, si no renuncia, habrá una guerra civil en Haití.

El pueblo haitiano no es así, es muy pacífico, es una población que ama la paz, es una población que ama la serenidad; a los haitianos no les gusta la guerra y mucho menos si es entre nosotros.

No estamos en situación de matarnos unos a otros.