Un equipo de científicos japoneses liderado por el profesor Hiromi Sakai ha iniciado ensayos clínicos con un tipo innovador de sangre artificial que podría ser compatible con cualquier grupo sanguíneo, marcando un avance prometedor frente a la escasez mundial de donaciones.

Las primeras transfusiones en voluntarios sanos comenzaron en marzo de 2025 y forman parte de un estudio desarrollado en la Universidad Médica de Nara.

La investigación se centra en un compuesto que replica las funciones de los glóbulos rojos naturales. El producto se obtiene a partir de hemoglobina extraída de sangre caducada, encapsulada en una capa lipídica.

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Estas estructuras pueden transportar oxígeno sin presentar marcadores específicos, lo que las hace aptas para cualquier receptor, sin riesgo de rechazo inmunológico o transmisión de virus.

Puede ser utilizable hasta por dos años

Una de las características más destacadas del desarrollo es su prolongada vida útil. Puede almacenarse por hasta dos años, una ventaja considerable frente a la sangre convencional, cuya duración es limitada.

Este tipo de sangre artificial podría representar una solución efectiva en contextos de emergencia, zonas con escaso acceso sanitario y durante cirugías o partos donde se requieren transfusiones inmediatas.

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Ensayos realizados

El ensayo realizado en marzo administró entre 100 y 400 mililitros de este sustituto a 16 adultos voluntarios, según el medio japonés Kyodo News. Si bien aún no se han difundido detalles sobre reacciones adversas en esta etapa, el equipo espera avanzar pronto hacia pruebas de eficacia más amplias.

Según el sitio web del laboratorio de Sakai, esta tecnología ayudaría a superar varios obstáculos del modelo actual de transfusiones, incluyendo problemas de compatibilidad, infecciones, respuestas inmunológicas y almacenamiento.

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El contexto global refuerza la urgencia de encontrar alternativas

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el 40 % de las donaciones de sangre provienen de países de altos ingresos, que representan solo el 16 % de la población mundial.

Esto deja a muchos sectores sin acceso adecuado a transfusiones, lo que contribuye a muertes evitables, especialmente en regiones con sistemas de salud más frágiles.

Ash Toye, investigador de la Universidad de Bristol, calificó el estudio como un posible punto de inflexión. “Este ensayo deberá demostrar no solo que la sangre artificial es segura en humanos, sino también que puede funcionar con la misma fiabilidad que la sangre de un donante”, expresó a Newsweek.

Sin embargo, Toye advirtió que, aunque el producto es universal, su elaboración aún depende de sangre humana, lo cual plantea desafíos respecto a la capacidad de producción y posibles riesgos de contaminación, aunque estos puedan mitigarse con pruebas.

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Pese a las limitaciones, los resultados preliminares son alentadores. Una prueba similar en 2022 ya había mostrado que las vesículas de hemoglobina pueden transportar oxígeno de forma eficiente, con efectos secundarios leves como fiebre o sarpullido que se resolvieron rápidamente. (I)