Ella los acusa de representar a la “oligarquía golpista” de derecha y ellos la tachan de “comunista”: la abogada Rixi Moncada, el comunicador Salvador Nasralla y el exalcalde Nasry Asfura protagonizan las tensas elecciones generales del domingo en Honduras.
Con una campaña plagada de acusaciones mutuas sobre planes de fraude, la elección presidencial, sin segunda vuelta, se anticipa controvertida en un país con largo historial de comicios cuestionados y golpes de Estado.
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De cinco candidatos, la izquierdista Moncada, del gobernante Partido Libertad y Refundación (Libre), y los derechistas Nasralla, del Partido Liberal (PL), y Asfura, del Partido Nacional (PN), figuran con opción de ganar aunque sin un favorito, según encuestas.
La heredera del “familión”
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Moncada, de 60 años, es heredera del proyecto izquierdista del expresidente Manuel Zelaya -derrocado en 2009- y su esposa, la mandataria Xiomara Castro, a quienes sus opositores llaman “el familión” porque varios de sus parientes han ocupado puestos de poder.
“Somos el familión”, dice la candidata, que usa el apelativo para referirse al “pueblo” al que dice pertenecer.
En campaña, arremetió contra las “élites” económicas, a las que promete cobrar impuestos.
Su declarada admiración por los “pueblos” de Cuba y Venezuela alimentó ataques de sus rivales.
Nació en la localidad de Talanga, a 40 km de Tegucigalpa, trabajó como maestra de escuela y ejerció como abogada, jueza, magistrada y consejera electoral.
En el gobierno de Castro, primera mujer presidenta de Honduras, fue ministra de Finanzas y de Defensa; y en el de Zelaya, ministra de Trabajo.
Fue acusada de supuesta corrupción cuando dirigió la empresa estatal de electricidad durante el gobierno de Zelaya. Las acusaciones fueron desestimadas.
Está casada y tiene dos hijos. Varios familiares ocupan cargos públicos, por lo que también es señalada de nepotismo. Le gusta la cocina y montar a caballo.
El “señor de la televisión”
Narrador de fútbol, presentador de concursos de belleza y estrella de la televisión local, Nasralla ha sido candidato presidencial tres veces con partidos distintos.
Admira al presidente de Argentina, Javier Milei, por el manejo de la economía, y al de El Salvador, Nayib Bukele, en su política de seguridad. “Lo voy a copiar para que en Honduras no haya extorsión y la gente ande tranquila”, afirmó.
Aunque fue parte del gobierno de Castro con un cargo equivalente al de vicepresidente, Nasralla, de 72 años, se peleó con el oficialismo el año pasado.
“La gente no quiere comunismo”, repitió en campaña Nasralla, quien promete recuperar la agricultura, combatir el narcotráfico y la corrupción y hacer en cuatro años lo que no hicieron otros “en 200”.
Viste trajes exóticos, de colores llamativos. Presume en sus redes sociales una entrevista televisiva que le hizo en 1997 a la cantante colombiana Shakira.
Sus críticos lo describen como “bipolar”, “misógino” e “impredecible”. Nació en en la capital y estudió ingeniería civil en Chile, pero nunca ejerció.
De padres libaneses, está casado con la diputada y exparticipante de Miss Universo Iroska Elvir, 38 años menor que él y con quien tiene dos hijos. Es aficionado al deporte y a las discotecas.
“Papi, a la orden”
De 67 años, Asfura compite por segunda vez tras perder frente a Castro como candidato del PN, partido manchado por la condena en Estados Unidos del expresidente Juan Orlando Hernández por narcotráfico.
“Es hoy o nunca” que hay que sacar a los comunistas del poder, repite este empresario de la construcción, con estudios inconclusos de ingeniería.
De raíces palestinas, fue alcalde de Tegucigalpa, donde nació, durante dos periodos entre 2014 y 2022 en los que construyó puentes y túneles para descongestionar la caótica capital hondureña.
Fue acusado de malversación de fondos y apareció en la lista de los “Papeles de Pandora” de empresas offshore que evadían impuestos. Ninguna causa prosperó judicialmente.
Suele vestir camisas celestes y pantalón de mezclilla, y saluda con su popular frase: “¡Papi, a la orden!”.
Quienes lo conocen dicen que es un apasionado de la música y hombre de pocas palabras y mucha acción. En sus discursos promete “trabajo y más trabajo”.
Dice ser “alérgico” a los teléfonos inteligentes. Tiene tres hijas y está casado con Lissette del Cid. (I)