Dentro de las políticas internas de Estados Unidos para frenar el consumo y el ingreso de sustancias ilícitas, destaca la creación de las zonas de tráfico de drogas de alta intensidad (HIDTA, por sus siglas en inglés). Estos programas buscan reducir la disponibilidad de drogas en mercados críticos mediante la coordinación entre agencias federales, estatales y locales, promoviendo el intercambio de información y la acción conjunta en tiempo real.
El director de la HIDTA del Medio Oeste de EE. UU., Daniel Neill, dice que este tipo de programas son aptos para replicar en países latinoamericanos, como Ecuador, apostando por la cooperación interinstitucional.
En un encuentro con EL UNIVERSO en Kansas City, Misuri, reconoció que la población estadounidense mantiene un consumo elevado de drogas, lo que fomenta el ingreso ilegal de sustancias, aunque las estadísticas de los últimos años muestran un leve descenso en la tendencia.
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“Negar que tenemos un problema sería el problema”, resumió, destacando la necesidad de medir sobredosis y coordinar acciones entre la Policía y el sector salud para reducir muertes y violencia.
Neill subrayó que el trabajo conjunto y la colaboración son fundamentales tanto a nivel nacional como internacional.
“Aquellos que quieren trabajar y colaborar tienen éxito. Y ese es el mismo modelo que se aplica a nivel nacional e internacional... Hay que trabajar juntos. No se puede trabajar de forma aislada o en áreas en las que no se quiere compartir información. Ese es mi consejo: tienen que trabajar juntos para combatir esto, porque estamos todos juntos en esto”, enfatizó.
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El director explicó que las organizaciones delictivas funcionan con una estructura empresarial muy organizada. Comparó a ciertos cárteles con compañías de la lista Fortune 500, con contables, lavadores de dinero, comercializadores y distribuidores, todos cubriendo cada aspecto de sus operaciones.
Sobre la presencia de pandillas latinoamericanas en el Medio Oeste, aclaró que no tiene información que indique que grupos ecuatorianos, como Los Choneros o Los Lobos, recientemente declarados como grupos terroristas por el Gobierno de Donald Trump, operen allí; mientras que otras principales pandillas de la región, como el Tren de Agua y otras más, dice que “tienen todos los aspectos cubiertos y lo hacen muy bien”, destacando la complejidad de combatir estas estructuras locales y transnacionales.
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¿Qué hace la HIDTA en el Medio Oeste de EE. UU.?
La HIDTA del Medio Oeste, que abarca 72 condados en Misuri, Kansas, Iowa, Nebraska, Dakota del Sur, Dakota del Norte y partes de Illinois, cubre una población de más de 15 millones de personas y un territorio de 428.000 millas cuadradas. Actualmente, apoya sesenta iniciativas, entre las que se incluyen cuarenta grupos de trabajo contra las drogas, seis programas de interceptación en autopistas nacionales, cinco iniciativas de inteligencia, una de prevención, tres de apoyo, una de enjuiciamiento y la estrategia de respuesta a sobredosis (overdose response strategy, ORS), que abarca seis estados.
Neill explicó que la estrategia ORS obliga a compartir datos entre fuerzas de seguridad y departamentos de salud, con el fin de identificar lotes peligrosos y orientar campañas y patrullajes efectivos.
Los resultados de estas estrategias son significativos. Durante 2024, los programas de HIDTA del Medio Oeste incautaron 3.462 kilogramos de metanfetamina, 804 de cocaína/crac, 28 de heroína, 200 de fentanilo y casi 14.000 de marihuana, con un valor mayorista total superior a 237 millones de dólares.
Además, se decomisaron más de 29,9 millones de dólares en efectivo u otros activos, con un retorno de inversión de 16,79 dólares por cada dólar invertido.
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Desde 2020, las incautaciones superan los 92.000 kilogramos de drogas y más de 128 millones de dólares en efectivo y otros activos.
Entre las sustancias que representan la mayor amenaza para esta zona están el fentanilo y la metanfetamina, que ocupan los primeros lugares desde hace varios años.
El fentanilo, opioide sintético altamente letal, continúa siendo responsable de la mayoría de las sobredosis, y su mezcla con otras drogas, como cocaína y metanfetaminas, incrementa los riesgos de intoxicaciones graves, según información proporcionada por HIDTA.
Por su parte, la metanfetamina de alta potencia, transportada desde la frontera suroeste, domina tanto los mercados rurales como urbanos.
El programa ORS también ha reforzado la colaboración entre salud pública y seguridad, permitiendo la detección temprana de brotes de sobredosis y la implementación de medidas preventivas.
En 2024, los oficiales de inteligencia y analistas de salud trabajaron con organizaciones comunitarias y agencias estatales. Gracias a estas iniciativas, HIDTA apoyó más de 4.800 investigaciones, con más de 10.000 arrestos y la captura de más de 700 fugitivos, además de la incautación de más de 2.300 armas de fuego y la gestión de más de 1.100 acusaciones penales.
‘Un modelo que se puede replicar’
En este contexto, Neill enfatizó que el modelo HIDTA no es exclusivo de EE. UU., sino que puede servir de ejemplo para países latinoamericanos, especialmente por su estructura cooperativa y multijurisdiccional, que permite compartir información y actuar de manera coordinada frente a organizaciones de tráfico de drogas transnacionales.
El director, con 27 años en la DEA y cargos en Centroamérica y México, destaca que HIDTA ha demostrado que la combinación de información oportuna, cooperación interinstitucional y enfoque integral genera resultados medibles en la reducción del tráfico de drogas y sus impactos asociados, como la violencia y las sobredosis.
Niell comenta que la implementación de programas similares en Latinoamérica podría contribuir a mejorar la seguridad, reducir la violencia ligada al narcotráfico y optimizar la respuesta frente a crisis de consumo de diferentes tipos de drogas.
(I)