El general sudanés Abdel Fattah al Burhan disolvió el lunes las autoridades de transición del país, cuyos miembros civiles están casi todos detenidos, y decretó el estado de emergencia, mientras ya hubo heridos entre los manifestantes prodemocracia que salieron a las calles.

Desde la mañana, el “golpe de Estado” denunciado por la comunidad internacional se está llevando a cabo por etapas. El primer ministro, su esposa, varios ministros y todos los miembros civiles del Consejo Soberano --mayor autoridad de la transición-- fueron detenidos.

La televisión estatal está en poder de los militares y, a media jornada, el general Abdel Fattah al Burhan hizo una declaración.

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Aunque no deja de repetir que quiere “una transición civil y elecciones libres en 2023″, tras 30 años de dictadura de Omar al Bashir, el general cesó de sus funciones a todos los dirigentes.

El gobierno está disuelto, incluso el Consejo Soberano, dijo. Los prefectos y ministros están destituidos y el estado de emergencia rige en todo el país, añadió.

Antes de que el responsable militar hablara, ya habían salido a la calle miles de manifestantes. Delante de la sede del ejército, en el centro de Jartum, protegido por soldados desde hace días, 12 manifestantes resultaron heridos por disparos militares, según un sindicado de médicos y el ministerio de Información.

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“Proteger la revolución”

La oficina del primer ministro, Abdallah Hamdok, había llamado a “manifestarse” contra el “golpe de Estado” para “proteger la revolución” de 2019 que derrocó a Bashir.

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Temiendo por la vida de Hamdok, retenido “en un lugar no identificado”, su oficina advirtió a las autoridades militares que sobre ellas recaía “toda la responsabilidad de su vida” o su muerte, en un país donde ya hubo una intentona golpista hace un mes.

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“Pido a las Fuerzas Armadas que liberen inmediatamente a los detenidos”, exhortó este lunes el enviado de la ONU para Sudán, Volker Perthes, juzgando “inaceptables” las detenciones.

Estados Unidos, cuyo emisario Jeffrey Feltman estuvo la víspera misma en la oficina de Hamdok, advirtió que “cualquier cambio del gobierno de transición pone en peligro la ayuda estadounidense”.

Por su parte, el jefe de la diplomacia europea Josep Borrell instó a la comunidad internacional a “volver a encarrilar la transición sudanesa”, y la Liga Árabe también manifestó su “profunda preocupación” y llamó a “todas las partes a respetar” el acuerdo de reparto de poder.

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Frente a estos llamados, el general Burhan dijo que el país respetaría los acuerdos internacionales firmados. Sudán es uno de los cuatro países árabes que normalizó recientemente las relaciones con Israel.

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De nuevo en las calles

En las calles de Jartum, donde las telecomunicaciones son cada vez más aleatorias, muchos sudaneses protestaban y abucheaban al general Burhan, constataron periodistas de la AFP.

“No aceptaremos un régimen militar. Estamos dispuestos a dar nuestras vidas por la transición democrática”, aseguró a la AFP uno de ellos, Haitham Mohamed.

“No abandonaremos las calles antes del regreso del gobierno civil”, afirmó Sawsan Bachir, también entre banderas sudanesas.

Sudán enfrenta una inestable transición política, marcada por divisiones y luchas de poder desde el derrocamiento de Bashir en abril de 2019.

Desde agosto de ese año, el país está bajo el mando de una administración cívico-militar encargada de llevar al país a una plena transición democrática bajo mando civil, con el objetivo final de organizar a fines de 2023 las primeras elecciones libres en 30 años.

Pero en los últimos días, la tensión entre los dos campos aumentó. El 21 de octubre, decenas de miles de sudaneses marcharon en varias ciudades para respaldar la plena transición de poder a los civiles y contrarrestar a una sentada iniciada días antes frente al palacio presidencial de Jartum para exigir la vuelta al mando militar. (I)