La Educación no Puede Esperar, el fondo global de las Naciones Unidas para esta rama en situaciones de emergencia y crisis prolongadas, anunció una nueva donación por $ 4 millones en Afganistán.
La nueva inversión constituye una respuesta a la crisis cambiante y compleja que afecta a Afganistán, donde se ha evidenciado el aumento de los desplazamientos internos.
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La donación de La Educación no Puede Esperar, entregada en coordinación con el grupo de trabajo de educación en situaciones de emergencia del Afganistán, proporcionará a 38.000 niños, niñas y adolescentes desplazados internos acceso a oportunidades de aprendizaje flexibles y de calidad, así como a apoyo psicosocial.
El grupo de trabajo de educación en situaciones de emergencia del Afganistán estima que aproximadamente 400.000 menores en edad escolar se han visto obligados a desplazarse desde enero de 2021.
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A escala nacional, más de 3,7 millones de niñas y niños están sin escolarizar, y solamente el 37 % de las niñas adolescentes saben leer y escribir, en comparación con el 66 % de los niños adolescentes.
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“Cada una de las niñas y niños en Afganistán merecen ejercer su derecho humano inherente a una educación de calidad. Los derechos de las niñas y las adolescentes son especialmente importantes, al igual que los de las infancias con discapacidad, dadas las dificultades generalizadas y el sufrimiento a los que hacen frente ambos grupos”, afirmó Yasmine Sherif, directora de La Educación no Puede Esperar.
El fondo y asociados están respondiendo con rapidez para brindar oportunidades educativas seguras e inclusivas a toda una generación de niñas, niños y jóvenes afganos que corren el riesgo de quedarse atrás en el marco de una crisis humanitaria compleja, apunta Sherif.
La inversión se fundamenta en los resultados del programa de resiliencia plurianual del fondo en Afganistán, que hasta 2020 prestó asistencia a cerca de 120.000 infantes (58 % de los cuales eran niñas) mediante la ampliación del acceso a la educación comunitaria para las infancias, la promoción de la continuidad del aprendizaje, el apoyo a la formación para docentes, la mejora de los sistemas de seguimiento y la adopción de medidas de protección y salvaguardia de la infancia.
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Otras actividades incluyen la distribución de materiales de enseñanza y aprendizaje; la formación de docentes en pedagogía, inclusión de la discapacidad y apoyo psicosocial; la rehabilitación de instalaciones de agua y saneamiento con perspectiva de género y accesibles para las personas con discapacidad; las reparaciones menores de estructuras de aprendizaje de la comunidad que hayan sufrido daños durante el conflicto; y el suministro de paquetes recreativos y de apoyo psicosocial. (I)