La implosión del sumergible Titan durante su descenso a los restos del Titanic en junio de 2023 fue consecuencia de graves fallas de ingeniería y de la falta de pruebas adecuadas antes de su última expedición, reveló el informe final de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos (NTSB).
Según la investigación, la empresa OceanGate, propietaria y diseñadora del vehículo, no evaluó correctamente la resistencia del casco de fibra de carbono ni siguió los estándares internacionales de seguridad.
Estas deficiencias estructurales provocaron a su vez un colapso súbito del casco a gran profundidad, lo que causó la muerte instantánea de las cinco personas a bordo.
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El informe detalla que el Titan no fue sometido a pruebas que determinaran su verdadera capacidad de soportar la presión de las profundidades oceánicas. Además, la compañía desconocía la magnitud del daño acumulado en el casco, que había sufrido deterioros durante inmersiones anteriores.
NTSB final report on the hull failure and implosion of submersible Titan: https://t.co/unU0WAb9Mj pic.twitter.com/Py6oGAiJB3
— NTSB Newsroom (@NTSB_Newsroom) October 15, 2025
La implosión del Titan
Entre las víctimas se encontraba el propio director ejecutivo y cofundador de OceanGate, Stockton Rush, quien pilotaba el vehículo en su último viaje. También murieron el explorador francés Paul-Henri Nargeolet, conocido como “Mr. Titanic”; el empresario británico Hamish Harding; y el magnate paquistaní Shahzada Dawood junto con su hijo de 19 años, Suleman.
El Titan, de 6,7 metros de largo, estaba construido principalmente con fibra de carbono y titanio, materiales que no habían sido certificados para soportar presiones tan extremas. La implosión ocurrió a unos 3.363 metros de profundidad en el Atlántico Norte, apenas 500 metros por encima del lugar donde descansan los restos del Titanic.
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La NTSB explicó que el casco del sumergible presentaba delaminaciones y anomalías desde antes de la última inmersión. Estas imperfecciones se agravaron con el uso, lo que redujo su resistencia hasta provocar un fallo local de compresión que derivó en la implosión total.
El informe también critica la cultura corporativa de OceanGate. Ex empleados y técnicos aseguraron que los directivos desestimaron las advertencias sobre posibles fallos estructurales y que la empresa operaba sin supervisión regulatoria.
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Además, la NTSB advirtió que OceanGate no siguió los protocolos de emergencia establecidos. Si la compañía hubiera respetado las directrices de comunicación y rastreo marítimo, el paradero del Titan se habría identificado mucho antes, lo que habría ahorrado “tiempo y recursos”, aunque no habría sido posible rescatar a las víctimas.
En agosto, un informe previo de la Guardia Costera de Estados Unidos ya había calificado el accidente como “totalmente prevenible” y criticó las prácticas “gravemente defectuosas” de seguridad de la empresa. También señaló que OceanGate empleó tácticas de intimidación para evadir la supervisión regulatoria y continuó operando pese a los riesgos.
Tras la tragedia, ocurrida el 18 de junio de 2023, la compañía suspendió todas sus operaciones y posteriormente se disolvió. Los pasajeros habían pagado hasta 250.000 dólares por participar en la expedición, que buscaba llegar al famoso naufragio a unos 600 kilómetros de la costa de Terranova, Canadá. (I)