La primera persona que saltó el muro fue el soldado Conrad Schumann, tenía 19 años cuando comenzó a correr hacia el alambre de púas que dividía Berlín. Esta historia lo llevó a la muerte, per se convirtió en un símbolo.

El 9 de noviembre de 1989, los alemanes tiraron el muro abajo. Con martillos, picos, palas y a mano limpia. Existen varias historias de quienes habían intentado huir del Este al Oeste de Berlín, el primero que lo consiguió fue el soldado Conrad Schumann.

Conrad Schumannel primero que lo consiguió fue el soldado Conrad Schumann. Fue también el que comprendió más rápido qué era lo que se venía y qué era lo que debía hacer. Su historia, épica y trágica, la de un héroe griego, le pesó toda la vida y lo llevó a la muerte.

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De esa hisotia lo único que queda es una foto símbolo de su salto desesperado, mitad pájaro, mitad desesperación, sobre las alambradas de púas que fueron la piedra fundamental del Muro de Berlín.

Schumann saltó el 15 de agosto de 1961, cuando el Muro no tenía siquiera dos días enteros de vida. Y si hay una foto, y hay muchas, es porque hubo un fotógrafo. El primer desertor alemán del mundo comunista se había salido con la suya.

El 13 de agosto de 1961, cuando la Alemania del Este, dividió en dos a Berlín y en cuatro al país, Schumann era un chico de 19 años que había nacido el 28 de marzo de 1942.

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Schumann había nacido en Zschochau, Baviera, en una familia de pastores de ovejas, y se alistó a los diecinueve años en la policía del sector Este de Berlín, dominado por la URSS.

Conrad Schumann fue uno de los soldados que participaron de la “Operation Rose”, como se conoció el operativo de dividir a Berlín. En las siguientes cuarenta y ocho horas, junto a sus jóvenes camaradas, muchos como él no llegaban a los veinte años, vio lo que jamás había imaginado: familias enteras divididas, amores y amistades separados.

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Schumann decidió su destino en dos días. El 15 de agosto supo que iba a saltar al otro lado, que iba a dejar atrás su casa y su familia para empezar de nuevo en Berlín Occidental.

La foto en la que aparece Schumann. Foto: Peter Leibing

Del otro lado del muro de púas, estaba la otra parte de la historia. Un chico apenas un año mayor que Schumann que se llamaba Peter Leibing y que se ganaba la vida como fotógrafo de la agencia Conty Press de Hamburgo. Él buscaba una imagen que hiciera historia. Leibing vio a Schumann varias veces tantear con su bota el vallado de púas, de modo que deambuló por la zona sin perderlo de vista y con su cámara lista, luz y distancia, para lo que fuese a suceder.

Leibing ni lo pensó, tomó su cámara y enfocó a Schumann que, a las cuatro de la tarde de ese martes, tiró su cigarrillo, empezó a correr hacia adelante, pisó apenas, en medio del salto, la alambrada de púas, se deshizo de su fusil y cayó casi en brazos de la policía del Oeste.

Leibing se ganaba la vida como fotógrafo de la agencia Conty Press de Hamburgo y buscaba una imagen que hiciera historia

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Schumann había dejado de ser quien era para convertirse en un símbolo de la Guerra Fría. La foto de Leibing dio la vuelta al mundo, ganó premios y medallas. Schumann se estableció en Berlín Occidental, conoció a su mujer, Kunigunde, tuvo un hijo y se perdió en la historia.

En 1987 fue entrevistado por los medios, donde reveló que había caído en el alcohol, que había sido albañil, enfermero y empleado de la fábrica de automotores Audi en Ingolstadt. Se fotografió entonces frente al Muro todavía en pie, con la foto ampliada que Leibing había lanzado a la fama y que Schumann tenía en el comedor de su casa de Baviera.

Dijo que jamás se había arrepentido de aquel salto: “Estoy orgulloso de lo que hice –dijo al Corriere della Sera– Corrí un gran peligro, rompí con mi pasado y empecé a soportar una intensa presión”.

Conrad Schumann fue uno de los soldados que participaron de la “Operation Rose”, como se conoció el operativo de dividir a Berlín

Sin embargo, una vez que el muro cayó, nada fue igual. “Cuando volví, descubrí que mi gesto nunca había aceptado por algunos parientes y por viejos amigos que ya no quisieron hablar conmigo. Pero la verdad es que sólo desde el9 de noviembre de 1989 me sentí realmente libre”.

Schumann nunca pudo sobrellevar ni el vacío de sus amigos, que le reprocharon su traición al mundo comunista, ni el reproche en términos parecidos que le hicieron sus padres y hermanos, a quienes dudaba visitar en la vieja casa familiar de Sajonia.

El 20 de junio de 1998 lo hallaron colgado de un árbol cerca de Riesa y de la ciudad de Kipfenberg, en la Alta Baviera, casi a orillas del Elba. Tenía 56 años.