Al menos siete personas murieron y once resultaron heridas tras el accidente de un avión de carga de UPS que se estrelló la tarde del martes cerca del aeropuerto internacional Muhammad Ali, en Louisville (Kentucky), dejando una estela de fuego y destrucción, según confirmaron las autoridades locales.
El avión, un McDonnell Douglas MD-11 con destino a Honolulu, transportaba tres tripulantes y unas 50.000 galones de combustible para avión. Se precipitó a tierra alrededor de las 5:15 p.m., apenas 13 minutos después del despegue, tras impactar contra una planta de reciclaje de petróleo ubicada a unos tres kilómetros del aeropuerto.
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Cuatro personas murieron en tierra, mientras que los tres tripulantes a bordo se presumen fallecidos, informó el alcalde de Louisville, Craig Greenberg. El gobernador de Kentucky, Andy Beshear, advirtió que la cifra de víctimas podría aumentar conforme los equipos de emergencia revisaran los restos del siniestro durante la noche.
Videos difundidos en redes sociales muestran el momento en que el avión despega con una de sus alas envuelta en llamas, se inclina bruscamente hacia un costado y explota en una gigantesca bola de fuego. Las imágenes aéreas posteriores captaron una extensa línea de llamas y una columna de humo visible a varios kilómetros de distancia.
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Más de 100 bomberos y equipos de rescate trabajaron durante horas para controlar el incendio, que afectó además a negocios cercanos. El jefe de bomberos de Louisville, Brian O’Neill, calificó la zona del siniestro como un “área de peligro” y confirmó que los rescatistas continuaban buscando posibles víctimas entre los escombros.
“Detrás de estas imágenes terribles hay personas reales, familias reales que están sufriendo”, expresó O’Neill durante una rueda de prensa.
Tras el accidente, la policía de Louisville emitió una orden de confinamiento para los residentes en un radio de cinco millas alrededor del aeropuerto, la cual fue reducida más tarde a una milla cuando el incendio quedó parcialmente contenido. Las autoridades pidieron a la población reportar cualquier resto del avión que pudiera haber caído en zonas residenciales.
El aeropuerto cerró sus operaciones por el resto de la noche, con planes de reabrir el miércoles. Greenberg instó a los viajeros a verificar el estado de sus vuelos ante posibles retrasos.
La Administración Federal de Aviación (FAA) y la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) abrieron una investigación. Cerca de 30 funcionarios de la NTSB llegarán a Louisville este miércoles para liderar las pesquisas y ofrecer una nueva actualización en las próximas horas. (I)