Antes incluso de iniciar plenamente sus operaciones científicas, el Observatorio Vera C. Rubin, en Chile, ya permitió un hallazgo notable. Sus primeras imágenes, publicadas en junio, mostraron una profunda vista del cúmulo de Virgo, el más cercano y estudiado de los cúmulos de galaxias.
En la esquina inferior derecha de esa imagen, astrónomos identificaron algo inesperado: un delgado y extensísimo arroyo de estrellas que se desprende de una de las galaxias del cúmulo.
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La estructura fue detectada alrededor de Messier 61 (M61 o NGC 4303), una galaxia espiral barrada ampliamente conocida por la comunidad científica. Sin embargo, solo la sensibilidad del Rubin a objetos de brillo superficial extremadamente bajo permitió revelar esta corriente estelar hasta ahora invisible.
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El arroyo se extiende unos 50 kilopársecs, aproximadamente 163.000 años luz, una longitud comparable al diámetro de la Vía Láctea. Su tamaño supera al de la mayoría de corrientes estelares observadas en nuestra propia galaxia, que normalmente alcanzan unas decenas de miles de años luz.
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Según los investigadores, este rastro tenue, similar a una “miga de pan” cósmica, está formado por los restos de una galaxia enana que fue desgarrada por la gravedad de M61. Ese proceso de destrucción también podría haber desencadenado un estallido de formación estelar en M61 hace unos 10 millones de años.
La corriente recién descubierta recuerda a la Corriente de Sagitario, una estructura larga y ondulante que rodea la Vía Láctea y cuyos orígenes están en la galaxia enana elíptica de Sagitario. Se cree que esa interacción dio origen a nuevos brazos espirales en nuestra propia galaxia. Estos paralelos refuerzan la idea de que muchas galaxias grandes crecen absorbiendo a otras más pequeñas.
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“Es notable que la corriente haya pasado desapercibida durante tanto tiempo alrededor de una galaxia Messier”, escribieron los autores del estudio.
“Esperamos un tesoro de subestructuras que se revelarán alrededor de otras galaxias con futuros datos del Rubin”.
El hallazgo llega justo antes del inicio de la misión principal del observatorio, el Legacy Survey of Space and Time (LSST), un proyecto de 10 años que generará un registro en alta definición y en tiempo real de la evolución del universo.
Con esta primera sorpresa, los astrónomos anticipan que Rubin transformará por completo la visión de las estructuras ocultas en el cosmos cercano. (I)