El gobierno escocés anunció el miércoles la introducción de un certificado de vacunación contra el covid-19 para entrar en locales nocturnos y partidos de fútbol, convirtiéndose en la primera nación británica que lo adopta ante la disparada de casos atribuida al inicio del curso escolar.

Ante los diputados del Parlamento regional, la primera ministra independentista, Nicola Sturgeon, afirmó que la medida se introducirá “rápidamente” si se aprueba en una votación la semana que viene.

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“No creemos que el certificado de vacunación deba ser obligatorio para servicios esenciales” como el transporte, las escuelas y las tiendas, explicó.

“Mantenemos nuestra posición, pero creemos que el uso limitado de un certificado de vacunación puede ayudar a controlar la propagación del virus”, añadió.

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La propuesta de su gobierno exige una prueba de vacunación para acceder a locales nocturnos y eventos con más de 500 personas en interiores y más de 4.000 en el exterior, como estadios o festivales de música.

Los niños estarán exentos.

En Inglaterra, el gobierno de Boris Johnson está estudiando una medida de este tipo para los clubes nocturnos y los estadios, pero aún no se ha hecho ningún anuncio concreto.

Casi el 80% de los mayores de 16 años han recibido dos dosis de la vacuna del covid-19 en el Reino Unido, pero la aceptación es más limitada entre los más jóvenes.

Cada nación constituyente del Reino Unido tiene competencias sobre sanidad y decide su gestión de la pandemia.

Al igual que Inglaterra, Escocia levantó la mayoría de las restricciones restantes este verano boreal tras un largo confinamiento invernal, aprovechando el éxito de la campaña de vacunación en el país.

Pero la tendencia es “extremadamente preocupante”, advirtió el miércoles Sturgeon, ya que el número de casos se ha quintuplicado en cuatro semanas y la tasa de positivos ha pasado del 5% al 11,5%.

Sturgeon atribuyó esta tendencia a la variante delta del coronavirus y al inicio del nuevo curso escolar, que tiene lugar a principios de agosto en Escocia, en comparación con principios de septiembre en Inglaterra y Gales, donde ya se temen sus efectos.

En el conjunto del Reino Unido, país con más de 132.000 muertos, el número de casos se estabilizó en un nivel alto, de unos 30.000 diarios, pero el número de ingresos hospitalarios (7.500 pacientes en total) y de fallecimientos (unos 100 al día) sigue siendo bajo. (I)