Diez años tuvo de preponderancia y poder el líder Mijail Gorbachov, fallecido el martes a los 91 años, antes de verse opacado por líderes más jóvenes que siguieron sus pasos para transformar la URSS en la Rusia actual.

A sus 54 años y lleno de ideas frescas, Mijail Gorbachov se hizo cargo del mayor Estado del mundo y de la segunda superpotencia cuando fue elegido secretario general del Partido Comunista en 1985. Él era como un aire refrescante y un sorprendente contraste con los gerontes ideológicos que hasta entonces controlaban el Kremlin.

Su política exterior sacudió el orden mundial. Desactivó el conflicto nuclear entre Estados Unidos y la URSS con acuerdos de desarme, retiró las tropas soviéticas de Afganistán y aflojó las riendas de los países satélites de Europa del Este.

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En Rusia, la perestroika y la glasnost provocaron ondas sísmicas. Decenas de miles de presos políticos fueron liberados entre ellos el científico y disidente Andrei Sajarov.

En 1989, los países de Europa del Este derrocaron a sus gobiernos comunistas y se derribó el Muro de Berlín.

En 1990, Gorbachov fue elegido primer y último presidente de la Unión Soviética, pero en pocos meses tuvo que enfrentarse a una revuelta de los comunistas de línea dura.

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Un golpe de Estado de agosto de 1991 fracasó pero fue el desafiante Boris Yeltsin quien se enfrentó a los rebeldes y se convirtió en un héroe nacional, mientras Gorbachov permanecía bajo arresto domiciliario en Crimea.

El fin del líder transformador

Poco después, la Unión Soviética desapareció y con ella el poder de Gorbachov.

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Ganó el Nobel de la Paz en 1990, recorrió el mundo dando conferencias, respaldó causas ambientalistas, y emprendió campañas de recolección de fondos para su fundación, pero ya nada fue igual a sus rebosantes años previos.

En 1996 se postuló a la presidencia pero obtuvo apenas el 0,5% de los votos en esas elecciones ganadas por Yeltsin. No obstante mantuvo algo de influencia a través de periódico Novaya Gazeta, del cual era uno de sus dueños.

Mientras Putin se afianzaba en el poder, Gorbachov parecía debatirse entre la preocupación por la represión de las libertades civiles bajo el mandato de ese antiguo agente del KGB y el respeto por el resurgimiento de Rusia en la escena internacional.

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Quien fuera la cabeza visible en el final de la URSS hizo sus apariciones en publicidad, desde la popular Pizza Hut hasta la marca de lujo Louis Vuitton.

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En 2004, Gorbachov fue el ganador de un Grammy en el año 2004 junto al expresidente estadounidense Bill Clinton y la actriz italiana Sophia Loren, en la categoría Álbum hablado para niños: Prokofiev: Pedro y el Lobo/Beintus.

Gorbachov también gracias a un cuento leído para niños.

Imprescindible para él: no comer la pizza

La más notoria de estas apariciones fue un anuncio, en 1997, de Pizza Hut que lo mostró caminando por la Plaza Roja antes de entrar a una franquicia de la cadena estadounidense.

Los comensales, que debaten el legado de las reformas de Gorbachov, al final brindan por él por traer Pizza Hut a Rusia, sin embargo, en su momento el expresidente fue muy criticado. Lo interesante fue que almenos sumó 1 millón de dólares que sirvió para su fundación.

Posteriormente, en una campaña de 2007 para la marca de lujo Louis Vuitton lo mostró mirando al Muro de Berlín desde un automóvil, con un bolso de la marca de lujo a su lado y el eslogan: “Un viaje nos pone cara a cara con nosotros mismos”.

Ya dedicado a una vida más reposada y lejos del poder, en un artículo publicado en 2016, Gorbachov admitió su cuota de responsabilidad en el colapso del mundo soviético. (I)