En 1957 se lanzó con éxito el primer satélite artificial de la historia: el Sputnik I de la Unión Soviética.
Aunque algunos de los objetivos que tenía esta máquina era proporcionar información sobre la densidad de la atmósfera y probar el método de colocar un satélite artificial en órbita terrestre, su lanzamiento marcó el comienzo de nuevos proyectos políticos, militares, tecnológicos y científicos.
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En la actualidad, los satélites realizan numerosas labores, como transmitir señales de televisión y llamadas telefónicas en todo el mundo, tomar fotografías en el espacio, ayudar a meteorólogos a predecir eventos climáticos, proporcionar ubicaciones exactas en diferentes países a través del sistema GPS, entre otras funciones.
Sin duda, los satélites han sido una parte fundamental en el desarrollo de nuevas tecnologías, lo que ha llevado a que orbiten 3.372 satélites operativos sobre la Tierra, pero ¿cómo permanecen miles de estas máquinas en órbita sin caerse?
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De acuerdo con el Servicio Nacional de Satélites Ambientales, Datos e Información (Nesdis, por sus siglas en inglés), de los Estados Unidos, los satélites pueden orbitar alrededor del planeta porque “están bloqueados a velocidades que son lo suficientemente rápidas para vencer la atracción hacia abajo de la gravedad”.
Los satélites son enviados al espacio por un cohete lanzado desde el suelo capaz de ir a velocidades mayores a 40.000 km/h para salir de nuestra atmósfera. Según describe esta entidad estatal estadounidense, “una vez que el cohete alcanza su ubicación determinada, deja caer el satélite en su órbita”.
La velocidad inicial del satélite mantenida mientras se separa del vehículo de lanzamiento es suficiente para mantener un satélite en órbita durante cientos de años, de acuerdo con la Nesdis.
Un satélite mantiene su órbita equilibrando dos factores: su velocidad (la velocidad que necesita para viajar en línea recta) y la atracción gravitacional que la Tierra ejerce sobre él. Un satélite que orbita más cerca de la Tierra requiere más velocidad para resistir la atracción gravitacional más fuerte.
¿Los satélites pueden chocar entre sí?
La Nesdis explica que los satélites pueden chocar entre sí, aunque describe que estas colisiones son “raras”, dado que cuando se lanza uno, se coloca en una órbita diseñada para evitar otros satélites. Sin embargo, explica que las órbitas pueden cambiar con el tiempo y que las posibilidades de un accidente aumentan a medida que se lanzan más y más satélites al espacio.
Se conoce sobre la ubicación y sobre los posibles choques de estos aparatos dado que la NASA y otras organizaciones internacionales realizan un seguimiento de los satélites en el espacio.
Por ejemplo, en febrero del 2009, dos satélites de comunicaciones, uno estadounidense y otro ruso, chocaron en el espacio. Se cree que esta fue la primera vez que dos satélites artificiales chocaron accidentalmente. (I)