China y Rusia anunciaron la construcción de los gasoductos Fuerza de Siberia 2 y Unión-Oriente, proyectos que pretenden consolidarse como la principal ruta de suministro de gas ruso hacia el mercado asiático y una alternativa al Nord Stream 2, dañado en 2022.
El anuncio se realizó durante la visita oficial del presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, a la República Popular China. El proyecto original para este gasoducto se acordó en 2006, es decir, hace casi 20 años, y sus términos preveían el bombeo de unos 80.000 millones de metros cúbicos de gas al año.
No obstante, en 2009, Moscú y Beijing suspendieron oficialmente el proyecto.
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El director general de Gazprom, Alexéi Miller, informó que el nuevo sistema permitirá transportar “50.000 millones de metros cúbicos de gas al año a través de Mongolia”. Agregó que se trata del proyecto “más grande, más ambicioso y con mayor inversión de capital en la industria del gas a nivel mundial”.
La extensión de Fuerza de Siberia 2 alcanzará 6.700 kilómetros, de los cuales 2.700 estarán en territorio ruso, mientras que el gasoducto Unión-Oriente tendrá cerca de 1.000 kilómetros en Mongolia. Según Miller, este año se completará la documentación técnica y el estudio de viabilidad, y actualmente se negocian las condiciones financieras y comerciales.
El viceprimer ministro ruso, Alexánder Nóvak, señaló que Fuerza de Siberia 2 “podría sustituir al Nord Stream 2”, cuya capacidad era de 55.000 millones de metros cúbicos anuales. La cifra es comparable con la proyectada para el nuevo gasoducto, que además tendrá un contrato de operación por 30 años y costos de transporte menores a los de Europa.
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Actualmente, Rusia ya envía gas a China mediante el gasoducto Fuerza de Siberia, inaugurado en 2019, que incrementará su capacidad de 38.000 a 44.000 millones de metros cúbicos anuales como parte del mismo acuerdo con la Corporación Nacional del Petróleo de China. (I)