En el día del 59 cumpleaños del ex primer ministro británico, Boris Johnson, el parlamento aprobó por abrumadora mayoría el informe que lo acusa de mentir sobre las fiestas organizadas en la sede del Gobierno en plena pandemia.
El largo debate parlamentario desembocó en una sanción disciplinaria sin muchas consecuencias: Johnson se vio despojado de su pase parlamentario, lo que le impide de hecho acceder a Westminster, un privilegio simbólico ofrecido a los exlegisladores.
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En una cámara baja de 646 miembros activos pero con muchos ausentes, 354 diputados votaron a favor y solo 7 lo hicieron en contra de las recomendaciones del “comité de privilegios” sobre el escándalo del “partygate”, cuyas conclusiones reavivaron las divisiones entre los diputados conservadores.
Los detractores de Johnson esperaban cortar por fin lazos con el controvertido político de la indisciplinada cabellera rubia.
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Pero otros lo siguen defendiendo y pronosticaron que volverá a la contienda electoral, aprovechando la pérdida de popularidad de su sucesor, Rishi Sunak, que prometió devolver la integridad política al gobierno pero se encuentra sumido en una histórica crisis por el costo de la vida que no logra atajar.
En lugar de oponerse al informe, el ex primer ministro pidió a sus partidarios que se abstuvieran y muchos diputados conservadores estuvieron ausentes de la sesión.
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Sunak no asistió a la cita, lo que le valió duras críticas de la oposición.
La ex primera ministra Theresa May anunció que votaría contra Johnson -que fue su ministro de Relaciones Exteriores y sucesor- e instó a sus compañeros a hacer lo mismo para “ayudar a restaurar la confianza en nuestra democracia parlamentaria”.
“Socavar el proceso parlamentario”
Tras destacarse como uno de los artífices del Brexit a partir del referéndum de 2016, Johnson obtuvo en diciembre de 2019 la mayor victoria electoral del Partido Conservador en décadas.
Sin embargo, dos años y medio y numerosos escándalos después se vio obligado por su propia formación a dimitir como primer ministro el pasado julio.
El Parlamento encargó a una comisión investigar si había mentido deliberadamente a los diputados cuando afirmó que siempre se respetaron en sus oficinas las reglas anticovid impuestas por él mismo durante los confinamientos de 2020 y 2021.
El resultado fue demoledor. Su informe determinó que Johnson cometió un “desacato reiterado” al Parlamento e intentó “socavar el proceso parlamentario”. “No hay precedentes de haber hallado que un primer ministro engañó deliberadamente a la cámara”, subrayó.
El 9 de junio, antes de que estas conclusiones se hiciesen públicas, Johnson renunció a su escaño de diputado, denunciando un montaje político de sus detractores.
Frustró así la recomendación de la comisión parlamentaria de suspenderlo durante 90 días, lo que lo habría abocado a una humillante pugna electoral para intentar una improbable reelección en su circunscripción.
Tras esto, la comisión sólo pudo recomendar a los diputados que le retirasen el pase parlamentario. (I)