Hace menos de 72 horas, El Salvador se convirtió en el primer país en adoptar el bitcóin como divisa de curso legal. Y con esto las empresas y negocios salvadoreños empiezan a aceptar las monedas digitales como forma de pago.

La iniciativa nació de Nayib Bukele, presidente del país centroamericano. En la Ley Bitcoin se menciona que el cambio entre bitcóin y el dólar estará establecido “libremente por el mercado” y no sujeto a impuestos sobre las ganancias de capital.

Para el economista Jorge Calderón, es muy poco probable que la moneda sea adoptada por otros países, porque no genera confianza al no tener reservas, a diferencia del dólar y el euro.

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“Es un país pequeño, de poco impacto a nivel mundial frente a la decisión que pueda tomar una potencia, que la reconozcan y permitan el uso como moneda de transacción. Faltaría mucho para que las potencias lo usen”, explica.

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Calderón indica que todo mecanismo sin reserva tiene riesgos, y los afectados serían aquellos que la usen o estén obligados a hacerlo.

“Puede haber afectación, porque es muy volátil ese tipo de monedas. Con reservas se genera confianza”, apunta y agrega que el impulso de un Gobierno sí es un signo de seguridad, pero no suficiente.

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El economista Guillermo Granja también resalta ciertas dificultades de la moneda, como el precio.

“Es diferente a las acciones, donde el desempeño de una compañía se ve reflejado en sus balances, que incluyen sus activos y rentabilidad, y con base en esto puede haber una subida o bajada del precio. El meollo del asunto es saber cuándo comprar y cuándo vender con el riesgo que eso implica”, indica.

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El Gobierno de El Salvador se ha comprometido a crear una estructura institucional para la circulación de la criptomoneda; de hecho, han iniciado con la instalación de 200 cajeros automáticos para convertir el bitcóin a dólar.

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Calderón opina que, si el objetivo es transformarla en una moneda fuerte como el dólar, se requiere de una regulación mundial para que exista una mejor validez y se reduzcan los riesgos.

Y con una regulación quizás otras naciones lo adopten, dice. En Ecuador ve muy difícil, por ejemplo, que productores acepten bitcoines como forma de pago al vender productos. “No se van a arriesgan”, señala.

Granja tampoco cree que Ecuador la use. Sin embargo, apunta que podría aceptar pagos para diversificar el portafolio de inversiones y transformarse en una opción, pero con un monto mínimo y ayuda de expertos en el tema.

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Calderón piensa que la criptomoneda bitcóin es una de tantas que pueden surgir, pero considera que se usarían con mayor fuerza en el futuro. (I)