Alejarse de la guerra es la máxima prioridad de los ucranianos que han tenido la posibilidad de dejar a su país para cruzar la frontera y llegar a Polonia. Los ataques de los rusos no cesan, y el cerco que crea Vladimir Putin sobre las principales ciudades de Kiev, Dnipro y Járkov, obliga a los ciudadanos a abandonar sus hogares y a sus familiares.

Bussines Insider resume la odisea de quienes deciden partir dejando atrás semanas de violencia y de bombardeos que ciegan la vida de millones de ucranianos. Todo comienza en la estación de trenes de Leópolis, ubicada al oeste de la nación para iniciar un viaje de 12 horas, que en tiempos de paz solo se trataban de 2 horas y 22 minutos.

A 70 kilómetros está Polonia, el país que ha recibido a 1.5 millones de ciudadanos que tocan ese punto para quedarse, mientras miles parten hacia otros países europeos o al hemisferio norte. Lograr un puesto en los trenes resulta una lotería en donde conocen lo rudo que es viajar en vagones que duplican su capacidad, con 100 personas que rotan sus puestos para ceder unas horas en asiento a niños, personas con discapacidad y adultos mayores.

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El llanto de alegría se mezcla con la tranquilidad cuando se logra pisar la frontera, donde el Gobierno de Polonia tiene un operativo dispuesto para recibir a los ucranianos, con cientos de voluntarios que cumplen con brindar alimentos, té caliente y hasta juguetes para los pequeños de la casa, además de la información necesaria que cada persona requiera para continuar su camino. (I)

Estación de trenes de Leópolis, en el oeste de Ucrania. Foto: Isaac J. Martín
Refugiados procedentes de Ucrania esperan en la estación de tren de Cracovia, Polonia. Foto: Rodrigo Jimenez Rodrigo Jiménez