La reciente exposición del cuerpo incorrupto de santa Teresa de Jesús, en España, ha reavivado el interés por un fenómeno que, aunque inusual, ha sido registrado en la historia de la Iglesia católica en diversas partes del mundo: la preservación extraordinaria de los cuerpos de algunos santos, incluso siglos después de su muerte.
Uno de los casos más recientes y documentados fue el del papa Juan XXIII, también conocido como el “papa bueno”, cuyo cuerpo fue hallado incorrupto en 2001, 38 años después de su muerte. El hallazgo se dio cuando sus restos fueron exhumados para ser trasladados a un lugar más accesible dentro de la basílica de San Pedro. El rostro, según testigos, parecía el de una persona fallecida apenas el día anterior.
Este fenómeno, que escapa a explicaciones puramente científicas, ha sido interpretado por creyentes como un signo de santidad.
Publicidad
1. Santa Bernardita de Soubirous (1844-1879)
Dónde verla: convento de San Gildard, Nevers, Francia
La joven vidente de las apariciones de la Virgen en Lourdes vivió una vida sencilla marcada por la enfermedad. Fue canonizada en 1933. Su cuerpo, descubierto incorrupto tras múltiples exhumaciones, permanece expuesto en una urna de cristal. El rostro, sereno y apacible, ha sido recubierto con una máscara de cera, pero su cuerpo se conserva en su totalidad.
2. San Juan Bautista Vianney (1786-1859)
Dónde verlo: santuario de Ars, Francia
Publicidad
Conocido como el “cura de Ars”, es el patrono de los párrocos. Su vida estuvo dedicada a la penitencia, la confesión y la oración. Se estima que llegó a confesar a más de 20.000 personas al año. Fue canonizado en 1925 y su cuerpo permanece incorrupto en un altar en su parroquia de Ars.
3. Santa Catalina Labouré (1806-1876)
Dónde verla: capilla de la Medalla Milagrosa, París, Francia
Publicidad
Fue la religiosa a quien se le atribuye la visión de la Virgen María que dio origen a la famosa Medalla Milagrosa. Murió en 1876 y su cuerpo fue hallado incorrupto en 1933. Hoy puede verse en la capilla donde recibió las apariciones, sobre un altar rodeado de peregrinos.
4. San Juan Bosco (1815-1888)
Dónde verlo: basílica de María Auxiliadora, Turín, Italia
Educador, sacerdote y fundador de los salesianos, dedicó su vida a la formación espiritual de jóvenes y niños pobres. Su vida estuvo marcada por visiones proféticas, sueños y experiencias místicas. Canonizado en 1934, su cuerpo está expuesto en una urna en Turín, aunque parte de su reliquia también ha sido llevada en peregrinación por varios países.
5. Jacinta Marto (1910-1920)
Dónde verla: santuario de Fátima, Portugal
Publicidad
Fue parte de los tres niños pastores que presenciaron las apariciones de la Virgen en Fátima. Murió a los 9 años de edad víctima de la gripe española. Su cuerpo, cuando fue exhumado años después, fue hallado incorrupto. Actualmente reposa junto con su hermano Francisco en la basílica del Santuario de Fátima.
6. San Vicente de Paul (1581-1660)
Dónde verlo: capilla de San Vicente de Paul, París, Francia
Fundador de la Congregación de la Misión (Vicentinos), dedicó su vida a ayudar a los pobres y enfermos. Aunque su cuerpo fue hallado deteriorado, su corazón permanece incorrupto, conservado como una reliquia que es objeto de veneración.
7. Papa Juan XXIII (1881-1963)
Dónde verlo: basílica de San Pedro, Ciudad del Vaticano
Su cuerpo fue encontrado incorrupto durante el proceso de exhumación en 2001. A pesar del paso del tiempo y de no haberse aplicado un proceso de embalsamamiento especial, su aspecto sorprendió a los presentes. Hoy descansa en una urna de cristal, visible para los millones de peregrinos que visitan la basílica cada año.
8. Santa Narcisa de Jesús (1832–1869)
Dónde verla: santuario de Santa Narcisa de Jesús, Nobol, Guayas
Laica consagrada nacida en Nobol, Guayas. Desde niña llevó una vida de intensa oración, ayuno y penitencia. Fue parte de la Tercera Orden Dominicana y vivió en Guayaquil, Cuenca y Lima. Dedicó su vida al servicio de los pobres y enfermos, realizando curaciones atribuidas a su intercesión. Murió en olor de santidad en Perú, donde vivía como huésped de las Hermanas de la Caridad. Fue canonizada en 2008 por el papa Benedicto XVI. Su cuerpo incorrupto reposa en el santuario que lleva su nombre en Nobol, centro de peregrinación religiosa en Ecuador.
(I)