Después de graduarse de chef, Manimannan Chikkalingam, originario de India, estaba en la búsqueda de un país no tan costoso y acogedor donde asentarse, pero, sobre todo, que sea algo muy lejano.
Cuando Mani, como le dicen, habla de un lugar lejano, se refiere tanto a la distancia geográfica como a la cultural. Para él, que lleva siete años viviendo en Ecuador, el país es un “mundo distinto”.
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Durante la mayor parte de su vida, admite, ni siquiera sabía que un país llamado Ecuador existía. Ahora tiene un restaurante llamado South Indian en Olón, provincia de Santa Elena, donde sirve platos típicos de la gastronomía de su país. Su negocio ya tiene cinco años en funcionamiento.
Sus comensales ecuatorianos, relata, tienen un gusto particular por el butter chicken, una especie de curry hecho con pollo y una salsa de tomate y mantequilla, y por el chicken tikka massala, pollo troceado en una salsa con especias indias.
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Aunque la gastronomía india es popular a nivel global y reconocida con múltiples restaurantes con estrellas Michelin, todavía no es muy conocida en Ecuador, y el paladar ecuatoriano es distinto al indio.
Por eso Mani se concentra en brindar una experiencia agradable para sus clientes locales. A diferencia de sus clientes extranjeros, a los ecuatorianos no suele gustarles el picante en sus platos, explica, y por eso les pregunta si prefieren que les pongan el picante aparte en forma de salsa.
La comida india se caracteriza por su aroma y uso de especias, además de ofrecer una variedad de opciones vegetarianas, propias de la tradición gastronómica del país. Se estima que del 30 al 40 % de la población de India es vegetariana.
Asentarse no fue del todo fácil
El comienzo del negocio no fue fácil. La comida india requiere varios ingredientes que no se pueden encontrar en el país, y le tomó al menos un año descifrar la logística de conseguir los suplementos para su negocio.
Su espíritu aventurero también se tradujo en su olfato para los negocios: South Indian es su primer restaurante. Recuerda estar nervioso por tomar la decisión de poner su primer local en un país del cual no sabía casi nada un par de años antes, pero a la gente de Olón pronto le gustó su apuesta gastronómica.
Mani vive en Olón con su esposa. Antes de tener el restaurante volvió a India y se casó. Viajaron de inmediato a vivir a Ecuador. Ella nunca había salido de India.
“Los primeros dos meses fueron duros para ella. Era algo totalmente nuevo”, explica. Poco a poco se fue acoplando, conociendo la naturaleza y a la gente, y ahora, añade Mani, su esposa se quiere quedar más tiempo.
“Por eso es que Ecuador es especial para gente como yo. Mucha gente viene acá por visitar, pero se enamoran del país y ya no quieren volver (a sus países). He visto gente que viene a hacer turismo y se queda para siempre. Yo soy uno de ellos. Nunca me imaginé que (este país) se convertiría en mi segundo hogar”. (I)