Juana Reyes, de 57 años de edad, salió con tres horas de anticipación de su casa ubicada en el sector de Las Iguanas, en el noroeste de Guayaquil, para llegar a la vivienda donde labora como empleada doméstica a las 10:00, su hora de ingreso este jueves 23 de marzo.

A la protesta de transportistas que suspendió el servicio público de buses para exigir el incremento del pasaje de $ 0,30 a $ 0,40 se juntaron los estragos de la tormenta que afectó a la ciudad durante esta madrugada.

Primero consiguió subir a la plataforma de un camión con la ayuda de vecinos del sector. Sobre este avanzó lentamente por el tramo de la ruta conocida como La Ladrillera por media hora hasta la intersección con la vía a Daule, en el noroeste de Guayaquil.

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Este periplo le toma en condiciones normales, en bus, diez minutos, pero como el camión avanzaba lento en medio de la inundación finalmente tomó media hora, cuenta.

En el camino observó a las personas afectadas por las olas que generan los autos en movimiento, por ratos parecía que el nivel del agua llegaría a los que iban en la plataforma, pero no ocurrió, añade.

Ante todo está la responsabilidad de cumplir porque dependen de mí, tengo que cocinar, limpiar. Sabía que no iba a haber bus, por ello salí más temprano de lo normal. Llegar a la Brahma fue un caos, no me quedó de otra que subirme a esa plataforma, y de allí de la vía a Daule caminé a la autopista Terminal Terrestre-Pascuales”, asegura esta mujer que normalmente sale una hora antes de su ingreso para llegar puntual.

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“Soy chiquita y trataba de no moverme porque me daba miedo caerme, pasé con botas, fue horrible. La mayoría de los que vivimos acá somos de clase baja y dependemos del trabajo diario, pienso que los que menos tienen a veces son los más responsables en todos los ámbitos”, afirma.

Juana lleva veinte años trabajando con la familia para la que labora y aporta a la seguridad social. Su trabajo es en una casa de una de las urbanizaciones ubicadas en la autopista Terminal Terrestre-Pascuales, en el norte de la ciudad.

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Le tomó dos horas de caminata ir desde la vía a Daule, a la altura del sitio conocido como la Brahma, hasta la casa donde trabaja en la autopista.

Ella espera que se reanude el servicio de transporte público durante el transcurso de la tarde de este jueves, 23 de marzo, para regresar a su hogar. De lo contrario, dice que se quedará a dormir donde realiza el servicio de asistente doméstica.

Si yo no iba, la señora no podía irse a su trabajo, entonces todo es una cadena, estos paros perjudican a las clases bajas y altas”, sostiene.

Las peripecias de los que viven en la zona del noroeste de la ciudad quedó captada en videos subidos a las redes sociales. “Esto ocurre cada vez que llueve y hay inundaciones, ni los carros quieren entrar, es un suplicio llegar a las casas”, afirma Juana.

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Las personas se sostienen entre ellas y se aferran a las veredas y los cerramientos de las bodegas, fábricas o casas, en medio de la inundación con olas. (I)