En el imaginario popular, la utilidad de las olas no va más allá de su importancia para deportes acuáticos, como el surf. Aunque las olas sí son de vital importancia para ese ámbito, también cumplen un papel fundamental para los ecosistemas marinos al esparcir semillas y organismos, y crean microambientes, como piscinas de marea, grietas y cuevas donde se refugia una variedad de animales.

Son cruciales, además, para regular la temperatura del agua: su accionar mezcla las capas más calientes del agua, las más superficiales, con las más frías. Esto cobra aún mayor importancia en el contexto del cambio climático antropogénico (causado por humanos), por el cual científicos estiman que los océanos se calentarán 1,5 grados Celsius para 2030.

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Por estos motivos es que varias organizaciones, agrupadas bajo la iniciativa Mareas Vivas, han decidido proponer en un futuro una Ley de Preservación de las Olas y sus Rompientes a la Asamblea Nacional. Para eso necesitan 50.000 firmas de la ciudadanía. Por ahora tienen 15.000.

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La legislación, explica Cecilia Torres, vocera de Mareas Vivas, buscaría poner regulaciones para nuevas construcciones en el perfil costero (como malecones y muelles) para evitar que alteren el fondo marino y, por lo tanto, la estructura y frecuencia del oleaje de las costas ecuatorianas.

Torres señala que en el país existen construcciones en el perfil costero que no fueron realizadas con los estudios previos adecuados, como determinar la batimetría del agua, que es la forma del fondo marino, que determina la forma y potencia de la ola.

“Con este tipo de construcciones lo que sucede es que mueves los fondos, y con eso mueren las olas y las rompientes. Cambian las corrientes; esto hace que la vida marina se vea afectada de forma significativa”, explica la activista.

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Recalca, sin embargo, que el proyecto de ley no está en contra de las construcciones, sino que busca evitar que se realicen sin estudios pertinentes y con medidas antécnicas.

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A su vez, la propuesta busca llenar un vacío legal: las olas no figuran en la legislación ecuatoriana, e introducir una ley ayudaría a protegerlas. En este sentido, se han inspirado en iniciativas en países como Perú, Panamá, Chile y México, que han registrado sus olas y el tipo de vida marina que albergan.

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Además, Torres considera que Ecuador tiene potencial para desarrollar una industria turística alrededor de sus olas, aprovechando la popularidad de deportes como el surf. Pone como ejemplo a El Salvador.

“Estamos perdiendo dinero y oportunidades. Por lo general, este sería un tipo de turismo que no va a devastar el ambiente, porque tiene una conexión con el entorno a través del deporte”, indica la vocera.

Uno de los aspectos que están debatiendo para construir la ley es hasta dónde llega el Ministerio del Ambiente en casos en los que se busca construir en el perfil costero. Para que esta cartera de Estado entregue una licencia ambiental es necesario proveer un estudio ambiental de posibles impactos, pero esto, indica Torres, no aplica para estudios sobre el fondo marino o los tipos de olas de una localidad.

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Alterar el fondo marino también conlleva riesgos para las poblaciones humanas. Una casa al pie del mar, por ejemplo, corre riesgo durante un oleaje. La playa del malecón de Salinas, por ejemplo, ya casi no existe. El mar llega al pie de la calle y causa estragos durante oleajes.

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Torres también cita construcciones en San Mateo, Manabí, que afectaron las rompientes, o en Punta Barandúa, donde las altas mareas han afectado casas. En Manta, continúa, también se ha construido sin importantes estudios previos.

En Playas, en 2021, la organización de Torres logró detener la construcción de un muelle de veleros que iba a afectar las olas del lugar. Hicieron un video y lograron viralizar el impacto que iba a tener la construcción.

“Lo que queremos ahora con esta ley es ya no tener que estar en este constante peligro de que alguien puede construir y hacer daño”, dice Torres.

Aunque este tipo de proyectos para preservar olas ha proliferado en varios países, Torres cita que la mayor inspiración para el proyecto de ley es la iniativa “Hazla por tu ola”, que busca registrar y proteger olas de distintas localidades peruanas, amparados por la legislación de ese país.

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Para recolectar firmas, Mareas Vivas ha puesto siete puntos de recolección de firmas en Esmeraldas, Galápagos, Guayas, Los Ríos, Manabí, Pichincha, Santa Elena y Azuay. Los lugares exactos, así como el formato a firmar, se pueden encontrar en el sitio mareasvivas.ec. Torres señala que en una sola hora del formato se pueden recoger diez firmas, así que impulsa a que cada persona recoja cuantas firmas pueda antes de ir a dejar el formato de forma física. (I)