En agosto del 2006, cuando su hijo Álex partió al cielo tras batallar con un cáncer agresivo, Gustavo Dávila quiso morir, quiso bajar sus brazos, rendirse. Pero recordó la voz de su hijo que en vida le pidió que siguiera en su lucha, que no desista, que ayude a otras personas que tienen esta enfermedad. Y así lo hizo. Así nació la fundación Jóvenes contra el cáncer, hace 17 años. La agrupación tiene ya 1.400 miembros y tiene oficinas en Pichincha, Manabí, Esmeraldas, Macas, Santo Domingo, Pastaza, Tungurahua, Imbabura, Napo.
Desde bebés de 9 meses hasta adultos de 80 años que se atienden en los hospitales del Ministerio de Salud, del IESS o del hospital de la Policía Nacional forman parte de esta fundación, que reúne en el 60% a niños y jóvenes. Hoy que se recuerda el Día de la Lucha contra el Cáncer, Gustavo hace un llamado al gobierno y a la sociedad para que sean más empáticos, más solidarios con esta enfermedad, que a muchos pacientes les hace valorar la vida, los vuelve guerreros, gladiadores.
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¿En Ecuador se lucha contra el cáncer?
A medias, porque no se trabaja en campañas de prevención, no se asignan recursos para eso; el tema de los diagnósticos tardíos evidencian la falta de políticas públicas en beneficio de los pacientes. Adicionalmente, el cambio de autoridades, hay pocos cirujanos oncólogos, pocos pediatras oncólogos, ha sido muy lento el avance en la solución a la problemática del cáncer.
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¿Qué dicen las estadísticas, usted preside la fundación contra el cáncer, esta enfermedad tiene hoy rostro joven?
Tenemos 1.400 guerreros en el país, más de 117 han partido al cielo en estos 17 años, y, sí, está creciendo, alarmantemente, el tema del cáncer, puede imaginar que tenemos un guerrero que tiene apenas nueve meses y tiene cáncer a su riñón. El 5 de enero tuvo que ser extirpado su riñón y continua en quimioterapias, cosas que no se veían antes; esto sí alarma, falta prevención, educación, promoción de energía saludable. ¿Por qué tiene que ser diagnosticado tardíamente el cáncer de mama?, ¿por qué no hay suficiente vacuna para el cáncer de cérvix?, qué se podría prevenir y no se ha hecho.
¿De quién es la responsabilidad?
Del gobierno, porque es un derecho de las personas el acceso a la salud, el acceso a conocer cómo prevenir, a tener otro tipo de hábitos, pero ¿por qué es una gran responsabilidad del estado ecuatoriano?, porque si no hay presupuesto, no hay medicinas; si no médicos, los turnos se dan a destiempo, a tres cuatro meses; en la zonas rurales los hospitales no mandan a hacer estos exámenes, el paciente tiene que pasar por todo un proceso para que sea derivado a los grandes hospitales, entonces sí hay una gran responsabilidad del Estado y de sus gobernantes.
¿Qué puede hacer la ciudadanía?, usted a través de su fundación presiona a las autoridades, pero los ciudadanos ¿qué hacemos?
Lastimosamente, nuestra sociedad se está volviendo una sociedad egoísta, indiferente, porque mientras no nos pase en el seno de nuestro hogar, mientras no veamos a nuestro hijo, a nuestro padre, a nuestra madre llorando, sufriendo por los dolores de cáncer, por un diagnóstico, o que no pueda acceder a medicinas, no nos sensibilizamos, vemos desde lejos. Pensábamos que la pandemia nos iba a unir, ser sensibles frente al dolor, más empáticos, más solidarios, mire qué difícil es.
Es una lucha de David contra Goliat, y así nos sentimos muchas asociaciones que estamos luchando por niños y jóvenes en el país. Qué pedimos a la sociedad, primero respeto, no solo de la sociedad, de los políticos, cómo puede ser posible que piensen peyorativamente y digan ‘hay que extirpar el cáncer de la corrupción’ ‘el narcotráfico es el cáncer de la sociedad, la metástasis’, señores por Dios, no está bien eso, las personas con cáncer merecen respeto y no ser estigmatizadas de esa manera, porque son familias que se sanan y siguen aportando a través de su trabajo, de su estudio de su conocimiento. Es un tema de cómo la sociedad se ha encargado de dar un término peyorativo al cáncer y así se sienten los pacientes, por qué tienen que ver eso en las noticias cuando nos pueden dar luz, esperanza, amor, esa fortaleza, es triste lo que pasa en el país.
Lo que usted dice me recuerda a alguien que falleció con cáncer y repetía que cuando supo que tenía cáncer realmente comenzó a vivir. Esa enfermedad no es sinónimo de muerte, realmente se valora la vida cuando se tiene cáncer.
Yo quisiera gritar a los cuatro vientos que el cáncer nos ha hecho mejores personas, que el cáncer nos ha enseñado realmente a vivir, que para muchos el cáncer se ha vuelto una bendición, ¿por qué? porque sabemos lo que ingerimos, no solo en nuestro estómago, sino en nuestros pensamientos y también en nuestro corazón, eliminamos los resentimientos, no nos ven en drogas, no nos ven pidiendo caridad. Por eso es la palabra guerreros y luchamos con honor, con respeto, de pie, y no solo por las personas con cáncer sino por todas las personas que tienen enfermedades catastróficas, tenemos gobernadoras con cáncer, personas que siguen maestrías, personas que han transformado el dolor, las lágrimas, en sonrisas, en superación, en demostrar que sí podemos enfrentar a esta enfermedad, que es fuerte, pero hay muchos casos en que se le ha ganado y en gran parte en casos de leucemia.
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Usted tiene una mentalidad de esperanza, de conciencia, ¿siempre fue así?
Cuando uno tiene un hijo de 15 años y le llega el cáncer, y ve que este cáncer le arranca todo su brazo completo con omóplato y clavícula, cuando este cáncer hace una metástasis y le tienen que abrir de extremo a extremo su pecho para cortar más de 25% de sus pulmones, cuando ese niño se convierte en un año y medio en un verdadero guerrero y gladiador y te dice: ‘papá, cuando yo me vaya quiero que ayudes a otras personas, que continúes esta lucha’. Para mí, 17 años de la Fundación es un legado de amor, de respeto, de lucha, ya está dentro de mí la visión de dar a las familias esperanza, de que no están solos, de que si la sociedad se une podemos transformar esa Comisión de la Salud de la Asamblea para que dicte leyes en favor de los pacientes y no al revés, para que los pacientes no tengan que estar de rodillas, pidiendo medicinas y pidiendo que creen leyes contra esta enfermedad que nos mata, pero muchas veces nos hace más aguerridos.
¿Su hijo sigue luchando contra el cáncer?
Desde el cielo. Desde hace 17 años él partió, a los 16 años y medio, y es la motivación más hermosa que uno pueda tener. Abrazar a un niño o a un joven y decirle, sí podemos, sí podemos prolongar tus sonrisas, podemos ganar el año en tu escuela, pero ante todo podemos ganar corazones. Por eso agradezco a los medios y a la prensa, porque ustedes sensibilizan a la población y, más aún, porque estamos reclamando por unos cuidados más justos para las personas que tienen cáncer.
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¿Cómo hizo para capitalizar ese dolor por la pérdida de su hijo y transformarlo en lucha, en impulso para crear la Fundación de jóvenes contra el cáncer?
Eso tiene que ver con las raíces de donde sale uno. La mayor parte de mi infancia pasé en un orfanatorio, tuve que mendigar por comida, trabajar desde los 13 años, ya viene siendo parte de uno. Cuando uno hace empresa y llega a tener y le pasa esto del cáncer, uno dice, tal vez la misión es esa, volver a las raíces, pero ahora sirviendo desde otra perspectiva, con conocimiento, con preparación.
Pero ante todo es como poder mirar a un viceministro, a un presidente y decirle: ‘Señor Presidente, trascienda, deje sembrado esperanza, salud y vida’. Jamás nos pudimos reunir con el presidente Guillermo Lasso, estamos a la espera de que el nuevo Presidente Daniel Noboa, joven, pueda dar oído y mirar a los pacientes a los ojos y decirles que no solo es esperanza sino acción, estamos a la espera de una reunión con el ministro de salud, creo que es hora de que los pacientes seamos escuchados, que unamos nuestra voz para sensibilizar a las autoridades y modificar las políticas públicas, y ante todo respetar, porque estos diagnósticos no ven dignidad ni color ni bandera, así que es importante tomar otra actitud frente al cáncer.
¿Cuándo partió su hijo?
Un 26 de agosto del 2006, van a hacer 17 años desde que partió físicamente (se le quiebra la voz y hace una pausa), pero, créame, que vive en cada pelea, cuando tenemos que salir a las calles, cuando vamos a los juzgados a reclamar por los medicamentos, cuando hemos pedido la declaratoria de emergencia, cuando no nos hemos amilanado ante nadie, creo que es tiempo de que las autoridades se sensibilicen y tomen acciones.
¿Cómo fue el proceso de armar la fundación?
Álex tenía un grupo de cinco amigos que tenían amputaciones por cáncer, todos jóvenes. Mi hijo les daba valor, les visitaba, ayudaba a otras personas, yo me inspiré en él, en su coraje, sus garras, su forma de ayudar. Y cuando él partió al cielo, lo que hice fue llorar, pensar en suicidarme, mi vida no tenía sentido, pero ahí vino lo importante de un hogar, de una familia que te sostiene, que te hace ver que hay un mañana. A raíz de eso me arme de valor y con esos cinco chicos continúe, lo que hice fue continuar el legado de mi hijo, no solo nacionalmente sino internacionalmente, porque Ecuador es respetado en otros países por hacer el Bionic Fashion Day, porque hicimos la primera declaratoria en el mundo de los derechos de los jóvenes con cáncer, por hacer congresos internacionales, por traer médicos y psicooncólogos, psiconeuro inmunólogos a que nos enseñen cómo tratar al cáncer en la parte emocional.
¿Cómo fueron creciendo, qué colaboración necesitan?
Hace ocho años logramos firmar un convenio con el MIES para que nos provea de dos psicólogos, una trabajadora social y un técnico, su apoyo es con el sueldo de estas cuatro personas, y es un proyecto de $52.000 al año. Damos charlas por la vida, congresos, caminatas, buscamos la forma de generar recursos, y no faltan amigos…, por ejemplo, en diciembre entregamos más de 15 mil kits de víveres, lo logramos porque hay transparencia, hay empatía, tenemos padrinos. Hemos logrado que mensualmente les depositen en la cuenta de 40 chicos y niños $40 que les sirve para comprar su leche, su pan diario, medicinas.
Hago un llamado a la sociedad, a las empresas, volvamos a dar trabajo a las personas con diagnóstico de cáncer, un llamado al Ministerio de Salud, al Conadis. Estamos pidiendo la discapacidad orgánica, muchos piensan que un carnet de discapacidad es para comprarse un carro o para eximirse del pago de impuestos, las personas con cáncer requieren un carnet para tener un descuento en su bus, esa es la necesidad primaria, para buscar trabajo, hay cosas que podemos seguir luchando pero es importante que la sociedad nos respalde y que la Asamblea Nacional se dedique a hacer cosas importantes.
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¿Cómo se ayuda a la Fundación?
Tenemos más de 120 actividades al año, en la diferentes provincias, tenemos talleres, las personas que deseen pueden decir ‘a ver, yo invito un almuerzo para 20 o 30 guerreros, yo puedo dar un kit de víveres, tengo dos celulares para dar a unos chicos, estoy comprando otra refrigeradora y no sé qué hacer con esta, estoy cambiando de muebles, de cama’. La misma persona puede entregar, a través de nuestra trabajadora social, es decir puede haber voluntarios que digan ‘yo puedo ayudar con mis conocimientos, yo soy artista, yo soy cómico’, entonces les enseñan a los chicos, o yo puedo donar $ 50, $ 30, $ 20 y la fundación le entrega su factura, y dónde pueden hacer eso, llamándonos y ubicándonos en jóvenes contra el cáncer, en todas las redes sociales (@jcontraelcancer - jovenescontraelcancer.org).
¿Qué lecciones le deja su lucha contra el cáncer?
La lucha contra el cáncer está creciendo fuertemente y no podemos bajar la guardia, le pido a la sociedad, a los empresarios, que den oportunidades, que cuando escuchen el tema del cáncer sean más solidario, más empáticos, a las autoridades que abran los ojos frente al cáncer y no hagan ofrecimientos en vano, por votos jamás, creo que es importante pensar qué pasaría si es mi madre, qué pasaría si es mi hijo, hoy tienen el poder, ejerzan, pero con solidaridad. (I)