Bajo un sol canicular en Quito, este domingo 28 de diciembre, en la conmemoración del Día de los Santos Inocentes, payasos, viudas, damas tapadas, monjas y diablos, y un centenar de personas disfrazadas de personajes de las leyendas quiteñas coparon parte del centro histórico de la capital.
A la voz de “¡Viva los inocentes!”, cada organización y grupo de baile adornó las calles Guayaquil, Mejía, Venezuela y Rocafuerte para llegar hasta el bulevar de la 24 de Mayo.
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Caretas de muchos colores, disfraces creativos, rótulos con frases y piropos quiteños que los danzantes iban exclamando mientras caminaban marcaron una jornada de diversión y cultura en Quito.
El Día de los Santos Inocentes tiene una connotación religiosa que condena la muerte de los infantes en la época en que nació Jesús. Esta orden fue dada por el rey Herodes para evitar el nacimiento de Cristo, según relatos históricos.
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Con el paso del tiempo se convirtió en una expresión cultural que hace alusión a la sátira, la jocosidad y las bromas tradicionales entre vecinos y vecinas, una jerga utilizada para mostrar el compañerismo en un vecindario.
Por eso, hoy se pudo ver al famoso payaso con el chorizo, el patrón con los calzones de la suerte, las payasitas bailarinas, los diablos de Píllaro, Pifo y Puembo, donde años atrás se inició esta fiesta, las famosas viudas y la dama tapada.
Pero también la gente suele vestirse de personajes antiguos como la Torera o la Mama Lucha, Cantuña y el Padre Almeida, imágenes de historias reales y leyendas de la capital.
Fernanda Venegas, ciudadana que dramatizó a la Dama Tapada, contó el objetivo real de devolverle esta fiesta a Quito.
“Es una tradición que ya venimos celebrando año tras año. Ha sido genial, una acogida tremenda que se está promoviendo de mejor manera con la ayuda del Municipio”, mencionó Venegas.
Esta fiesta se la realiza cada 28 de diciembre y tiene la particularidad de llevar felicidad y risas a las familias, principalmente a los más pequeños, por ello existen figuras como los payasos o las payasitas bailarinas.
“Esto se quedó instalado en muchas parroquias como la de Amaguaña, donde las fiestas se caracterizan por el remedo de trajes de los salasacas, otavalos, capariches y las mujeres representan a las guarichas de Píllaro”, contó Diego Añamise.
Él utilizó una careta particular de un hombre con bigote y sombrero de paja toquilla. Además, mientras participaba del desfile, sostenía en las manos dos tipos de interiores femeninos, uno rojo gigante y uno más pequeño morado.
Esta actividad de llevar ropa interior de distintos colores tiene varios significados entre la comunidad, por ejemplo, el rojo es para tener fortuna en el amor, según Añamise.
Todos ellos forman parte de grupos de danza folclórica que unen fuerzas para participar en estos eventos culturales y mostrar su talento.
Ericka Suntaxi, directora del proyecto Sumak Waya, detalló que el grupo es de Sangolquí y está formado, en su mayoría, por mujeres emprendedoras.
“Esta idea nació por un grupo de amigas que amamos la danza. De a poco fuimos formando una escuela y nos destacamos porque todas somos aguerridas”, manifestó la mujer que no dejó entrever su identidad ante la cámara, porque parte de la fiesta es permitir que el público participante pueda adivinar quién se esconde tras la máscara.
Esto se practica comúnmente en provincias y pueblos.
El desfile congregó a un gran grupo de personas que se reunieron en la plaza Benítez y Valencia para disfrutar de la música, bailes culturales y fotos con los personajes que no dejaban a nadie sin una pequeña broma.
Entre la gente apareció un personaje de diablo. Se identificó como Kushi Runa, que significa hombre feliz. Él manifestó ser animador de eventos y siempre trata de llevar consigo la cultura del país, representando a la Diablada pillareña o a los diablos de Cayambe.
“Antiguamente, los indígenas no podían mostrar su inconformidad, por ello salían vestidos de diablos y nadie los reconocía, por eso se sentían más libres. Esa es la creencia”, manifestó.
Desde el 2024, la fiesta de los Inocentes se celebra con desfiles por las principales calles del centro histórico, pero en 1909 existe un registro municipal donde la alcaldía de ese entonces aprobó la construcción del sistema eléctrico para poder celebrar el Día de los Inocentes en Quito. (I)