Dieciocho días de paro nacional se contabilizan este jueves, 9 de octubre. El parque El Arbolito volvió a ser epicentro de protestas y movilizaciones por parte de movimientos indígenas, grupos sociales y estudiantes de diversas universidades de la capital.
Alrededor de las 11:00, cientos de personas se congregaron en el antiguo estadio de fútbol para realizar diversos homenajes, rituales y gritos por los detenidos en las jornadas del paro nacional en las provincias de Imbabura, Pichincha y Cañar.
Además, con carteles, vuvuzelas y cánticos armados pedían la destitución del presidente. Cuatro mujeres, como líderes de la marcha, encendieron una hoguera en la mitad del parque, y una ceremonia con tabaco y hierbas medicinales dio inicio a una marcha que copó gran parte del centro-norte de Quito.
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Alrededor de 50 personas iniciaron la movilización por la avenida Gran Colombia, a la altura de la Asamblea Nacional y el Hospital Eugenio Espejo. Posteriormente se sumaron 100 más que acompañaban con tambores, panderetas y máscaras relacionadas con el pueblo indígena.
La protesta avanzó hasta la zona del Banco Central y giró por la avenida 10 de Agosto, lugar en el que agentes de la Policía Nacional acompañaban la movilización con escudos y motos.
La Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) fue desviando a los vehículos que abordaban a esa hora las diferentes arterias, y el grupo de operaciones de la Empresa de Pasajeros del Municipio de Quito deshabilitó por varios minutos las paradas Alameda y Banco Central del Trolebús mientras la turba pasaba.
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En el centro de la manifestación, con megáfonos, los gritos retumbaban y más de uno salió a las veredas para observar el acontecimiento. Por su parte, otras personas, dueños o encargados de negocios por la avenida 10 de Agosto, prefirieron cerrar los locales ante un posible enfrentamiento en las vías.
Allí, Ramiro Ávila, docente de la Universidad Andina Simón Bolívar, expuso la petición del pueblo al Gobierno nacional para bajar la tensión en medio del paro.
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“Creo que lo primero es que tenga los oídos abiertos a las demandas populares. Me parece que en el paro se están reivindicando muchas cosas y muchas carencias de hace muchos años. Todavía siguen vigentes las deudas de paros anteriores y los movimientos populares e indígenas tienen carencias que se agudizan con la eliminación del subsidio al diésel”, sostuvo el docente.
Ávila añadió que en estos años de administración se ha visto cómo la educación, la seguridad, la salud y demás ejes se han precarizado. “Lo que ha hecho estos dos años es militarizar la población ecuatoriana; ha gobernado para beneficiar a grupos de interés económico y político, y uno mira toda la inseguridad que existe. Ahí no se ve la presencia del Estado”, continuó.
La estrategia del presidente Noboa para frenar los focos de manifestaciones en todo el país y, principalmente en el norte, según el profesor, no es la mejor.
La caravana avanzó hasta la Unidad de Flagrancia, en la avenida Patria, donde un convoy de militares esperaba a las personas sobre las aceras. Allí, el grupo de manifestantes hostigó a los agentes: unos gritaban cerca de los oídos de los soldados, mientras otros pedían justicia ante la muerte del líder indígena Efraín Fuerez, en la provincia de Imbabura.
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El mismo panorama se vivió a escasos metros, en la Fiscalía General del Estado (FGE), donde miembros de la Policía Nacional estaban listos con cascos, chalecos y escudos por si el ambiente se complicaba.
Las personas se acercaron a las vallas metálicas que cubrían el edificio de la institución e increparon a los funcionarios con gritos y pancartas, pidiendo el cese al fuego y el fin de la violencia que se ha registrado en territorios donde el paro nacional ha escalado de nivel.
Finalmente, más de 300 personas caminaron por la avenida 6 de Diciembre hacia la Corte Constitucional, donde hicieron un plantón antes de retornar al parque El Arbolito. En ningún momento se evidenciaron enfrentamientos contra las fuerzas del orden.
Las Fuerzas Armadas del Ecuador informaron que iniciaron un gran despliegue hacia la ciudad de Quito para precautelar la seguridad. Personal militar, medios aéreos y terrestres no permitirán el caos ni el vandalismo contra los bienes públicos y privados, según un comunicado oficial emitido por la institución. (I)