El noveno día de paro nacional en Ecuador estuvo marcado por comuneros resistentes a abandonar las vías y personas que han tenido que suplicar el paso o encontrar otros métodos de transporte para llegar a sus destinos, luego de recorrer varios kilómetros.
De Quito al centro de Tabacundo, la vía Panamericana norte E-35 está habilitada. Sin embargo, al llegar a la comunidad Pirugachi, en dirección al Cajas, se registraron más de diez cierres viales.
Mientras que de la capital hasta salir de Cayambe, por la avenida Clara Meza, se identificaron ocho cierres que imposibilitan el paso hacia la provincia de Imbabura, epicentro del paro nacional.
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Allí es donde se inicia el drama. Entre alambres de púas, camisetas colgadas en ellos, troncos gigantes sacados de quebradas y montañas, así como llantas quemadas que expulsan una gran fumarola en señal de rechazo a la eliminación del subsidio al diésel, las personas pasan con recelo por los costados de la vía.
Bajan la mirada, saludan en voz baja y esperan que los comuneros no les digan nada. Con maletas, montados en bicicleta o simplemente caminando, la población trata de llegar a sus hogares fuera de la zona conflictiva.
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Édison, morador del sector de Loma Gorda, por ejemplo, llegó en un taxi hasta el límite que cubría el alambre de púas, bajó del auto y se acercó con una carpeta roja a los comuneros del sector de la comunidad Pirugachi, quienes estaban sentados en el tronco de un árbol gigante.
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Él habló ante todos. Hombres y mujeres con capuchas y cubiertos con mascarillas prestaron atención.
“¿Me permiten pasar? Estoy con mi nieto fallecido en el taxi. Solo avanzo hasta Loma Gorda y me retiro”, fue el clamor de un abuelo a quien se le llenaron los ojos de lágrimas mientras mostraba los papeles donde estaba el acta de defunción, el diagnóstico del infante y su foto.
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Édison había perdido a su nieto la noche del lunes, 29 de septiembre, en Quito. Un problema en los pulmones le causó una neumonía mortal, según el hombre.
Los comuneros vieron el panorama y se dolieron del caso. Le dijeron que podía pasar por un extremo y tomaron las placas del taxi para no tener problemas con el conductor.
Édison levantó los alambres de púas y, cuando el vehículo abordó el tramo de vía, se vio que dos señoras y una niña sostenían el pequeño ataúd en las piernas.
“Un año y tres meses tenía mi nieto, y en estas condiciones el panorama es más triste”, sostuvo Édison en una conversación frente a frente, mientras veía pasar el vehículo con los restos del niño en el asiento posterior.
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Los manifestantes se quedaron un momento en silencio y luego exclamaron: “Son fuertes estos momentos, pero no nos queda de otra. De algún modo el Gobierno debe entender”, precisó el presidente de la comunidad, que cruzó varias palabras con el equipo de EL UNIVERSO que se acercó al lugar.
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A lo lejos venían dos hombres bajando, uno con maleta azul y otro con camiseta blanca y un gorro color crema. Saludaron con los comuneros y pasaron.
En ese momento, uno de ellos se animó y contó su travesía desde Otavalo para poder llegar a Quito.
“Salí de Otavalo a las 6:30 a. m. con un convoy de militares hasta la altura de San Rafael. Ahí hubo enfrentamientos, botaron bombas. Después avancé caminando hacia González, luego en moto hasta más abajito del Cajas y hasta acá caminando otra vez”, señaló el hombre, que prefirió no identificarse por miedo a que lo reconozcan en su ciudad natal, Otavalo.
El ciudadano estaba en Otavalo desde el miércoles pasado; el jueves pasó por la zona donde se lo entrevistó y después ya no pudo salir.
No perdió su trabajo en Quito, ya que sus jefes lo entendieron por la situación, pero le habían dicho que como sea tenía que llegar para este miércoles, 1 de octubre.
Un caso similar le sucedió a Fernanda Chiliquinga, quiteña de nacimiento pero que trabaja en Atuntaqui.
Ella comentó que, al no poder salir de Ibarra, lugar donde reside, la empresa donde labora les ofreció un camión pequeño para que los empleados viajen dentro de él y así tratar de pasar los retenes ante la falta de transporte.
En un video que Fernanda le hizo llegar a este Diario se pudo observar cómo, en el cajón del camión, varias sogas colgaban de izquierda a derecha.
Las personas estaban en el interior y, paradas, se tomaban de las sogas para no caerse, mientras se escuchaban risas por la odisea que habían realizado en medio del paro nacional.
La llegada del equipo periodístico de EL UNIVERSO a estos retenes es conflictiva. De principio, gritos de “Nada de fotos” o “Les vamos a romper los celulares” se hacen presentes.
Sin embargo, luego de una breve explicación y una conversación amigable, los manifestantes cambian su percepción y el ambiente deja de ser hostil.
Actualmente, en la comunidad de Huaycopungo, en Otavalo, se han reportado enfrentamientos entre protestantes y la Policía Nacional.
Álvaro Castillo, alcalde de Ibarra, confirmó en la marcha pacífica por el campo y la ciudad realizada este martes, 30 de septiembre, que existió un primer diálogo entre el Gobierno nacional y movimientos indígenas para llegar a un consenso. (I)