En toda la provincia de Imbabura, el paro nacional deja pérdidas. En Otavalo, epicentro de los eventos más fuertes, negocios cerrados, personas detenidas y un ambiente de desolación entre las calles, ha sido la realidad desde el lunes 22.
Enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad, la quema de un cuartel policial, la presencia del presidente Daniel Noboa el pasado 24 de septiembre en medio del caos, la militarización y la disputa de terreno entre comuneros y comerciantes han obligado a que ferias tradicionales y locales culturales cierren sus puertas al turista.
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Pablo Balladares, presidente de la Cámara de Comercio de Otavalo, aseguró que la situación es grave y, más aún, si no tienen una solución para remediar el problema.
“Hemos visto cómo se ha perdido una gran cantidad de recursos. Nosotros en una jornada normal, que podemos vender hasta un 100 %, ahora está reducido a un 5 %”, mencionó.
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La anterior semana, cuando aún no se caotizaba la ciudad, el funcionario aseguró que algo se vendió, por lo que locales y restaurantes lograron abrir por varias horas, pero desde el lunes 22 de septiembre ha sido imposible por las múltiples amenazas y confrontaciones del pueblo.
Comerciantes y emprendedores se encuentran preocupados por la situación. Ellos han emitido diferentes comunicados con el fin de incentivar que el Gobierno nacional llegue a un acuerdo y se puedan abrir las vías para trabajar.
“Desde nuestro eje y como responsabilidad social convocamos a que se cree un espacio de reunión, de consolidación, de información con el objetivo de tener paz y, a través de eso, llegar a nuestras actividades normales de poder trabajar”, señaló Balladares.
La feria de Otavalo, en la tradicional plaza de los ponchos, se realizaba todos los días, con más concurrencia los días sábados, cuando visitantes de todo el país y, sobre todo, personas extranjeras, consumían internamente y dinamizaban la economía de la ciudad.
“Esto es un verdadero ícono de trabajo y de gestión económica importantísima. Nosotros dependemos de todo lo que se crea en ese espacio. Ahora está en cero, déjeme decirle que está desolada”, apuntó el hombre.
De igual forma, en la terminal de Otavalo, donde confluía una gran cantidad de buses interprovinciales, hoy está completamente abandonada, las rutas se han cerrado y los viajes son escasos.
“No tenemos el funcionamiento de ninguna línea de bus y los gremios están confabulados en no trabajar por la alta peligrosidad en las vías. Las clases están suspendidas y, afortunadamente, los servicios básicos están protegidos y los tenemos, pero el resto no tenemos en este momento”, concluyó.
Para Balladares, en temas económicos, lo que antes un restaurante o negocio vendía $ 500, hoy con el paro nacional llega a expender hasta $ 30 diarios, por lo que siente que el impacto es nefasto.
Una señora se volvió viral en redes sociales al aplaudir la llegada de los militares a la ciudad y denunció la presencia de extranjeros en medio de las manifestaciones y los constantes amedrentamientos que han sufrido para frenar todas las actividades.
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“Nos amenazan y obligan a cerrar los negocios, ni siquiera son personas de las comunidades, son extranjeros que les dicen a los nativos que ya tienen cerradas las vías y ellos acceden. Cómo puede ser posible que Otavalo esté sitiado, queremos paz para trabajar”, señaló la mujer en videos expuestos en X (antes Twitter) (I).