Los niños y adolescentes, entre 12 y 16 años, sin enfermedades agravantes recibirán una sola dosis de vacuna contra el coronavirus de la marca Pfizer.

Ese proceso se realizaría los primeros días de septiembre, una vez que concluya la primera fase del Plan de Vacunación 9/100, cuyo objetivo es inmunizar a 9 millones de personas en 100 días.

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“Pfizer es la vacuna que ha sido colocada a nivel internacional tanto en Norteamérica como en Gran Bretaña, en poblaciones menores de 18 años, entonces (...) las poblaciones de jóvenes y de niños, bajo 18 años, a partir de los 12 (años), han recibido dosis de Pfizer aquí en el país (...), es la evidencia científica que existe hasta el momento”, dijo la ministra de Salud, Ximena Garzón, en una entrevista radial.

Rosa Quiguantar, médico pediatra, no lo recomendó. Adujo que los ensayos que se están realizando aún no son concluyentes y son necesarios más estudios en población real.

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“La eficacia de una sola dosis de vacuna es menor sobre todo ante las nuevas variantes de COVID que están apareciendo. Es importante conseguir una producción importante de anticuerpos protectores para evitar al máximo las complicaciones y hasta el momento solo se ha conseguido con la segunda dosis”, expresó.

A Alberto López, la vacunación de su hijo de 13 años le permitirá estar protegido. Además ayudaría a retornar a clases de manera presencial porque al estar inmunizado habría un menor riesgo de contagio o los efectos serían menores.

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En Ecuador ya se aplica la vacuna Pfizer a poblaciones de niños y adolescentes a partir de los 12 años de edad que padecen enfermedades agravantes con dos dosis.

De hecho, este miércoles se colocó la segunda inyección a niños y adolescentes que padecen enfermedades catastróficas.

El pasado 21 de julio, según el Ministerio de Salud Pública (MSP), en cerca de 500 centros de vacunación en el país se vacunó a la población de 12 a 17 años de edad con enfermedades agravantes.

“Los niños pueden infectarse, enfermarse gravemente y contagiar a otras personas. La evidencia científica muestra que las vacunas disminuyen la gravedad de la enfermedad”, explicó esa cartera de Estado, en un comunicado, en esa fecha.

El requisito para la primera dosis fue acudir al mismo centro de vacunación que les fue asignado a los padres para recibir la vacuna, presentar la cédula de ciudadanía y el certificado médico sobre la condición de salud.

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En la fundación Cecilia Rivadeneira, que se ubica en el noroccidente de Quito, se tenía previsto colocar segundas dosis a unas 250 personas, que recibieron la primera dosis hace 28 días.

También fueron convocados padres y cuidadores de niños.

Paz Obando, coordinadora de familias de la fundación, contó que fueron llamados menores de 12 a 18 años con enfermedades catastróficas, agravantes, discapacidades físicas, intelectuales como síndrome de Down o autismo y poblaciones vulnerables como hijos de personas privadas de la libertad o hermanos de personas que tienen cáncer.

Al llegar al lugar debían registrase, recibían su turno e ingresaban al vacunatorio con un tiempo de espera de cinco minutos de todo el proceso. Recibían su segunda dosis y esperaban unos 10 minutos para tomarles los signos vitales y comprobar que no tenían ninguna reacción.

Valentina Macías, de 15 años, recibió la segunda dosis de Pfizer ya que aunque no padece de enfermedad agravante sí un familiar.

Otra persona que fue a la fundación fue Marcelo Villavicencio. Su hija mayor sufre de asma y otras dos, gemelas, de 9 años, padecen síndrome de Down.

Vilma Fernández llegó a la fundación desde el norte de la urbe. Su hija tiene una discapacidad intelectual del 70 %.

Joffre Peña fue a esa organización con su nieto, quien estuvo en tratamiento oncológico por alrededor de cuatro años. Indicó que, en la primera inyección, a excepción del dolor de brazo no presentó ninguna sintomatología.

La ministra Garzón sostuvo que a nivel internacional ya está demostrado que las personas que tienen algún tipo de inmunodeficiencia van a tener que recibir una tercera dosis, y en Ecuador se lo hará.

El MSP aún no daba a conocer los parámetros para esa tercera dosis.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), las personas moderadas o gravemente inmunodeprimidas son, entre otras, quienes tengan una infección por VIH avanzada o no tratada, quienes reciben tratamiento contra el cáncer o quienes tomen medicamentos que debilitan el sistema inmunitario.

Algunas personas que asistieron a la fundación están a favor de una tercera dosis.

Peña consideró que su nieto estará más protegido. Villavicencio lo ve adecuado porque sostuvo que sus hijas como tienen bajas las defensas podrían tener mayor prevención. Para Fernández, una eventual tercera vacuna sería un refuerzo