Sobre lo que fue una cancha de ecuavóley, entre las calles José Berrutieta y Antonio Herrera, en el centro norte de Quito, se colgó una gigantografía con los nombres y fotos de las víctimas del aluvión registrado el pasado 31 de enero de 2022. En el cartel constan 27 nombres, sin embargo, según el último reporte del Municipio capitalino fueron 28 las personas que perdieron la vida.

Bajo la lona se encuentran varias rosas que colocaron los familiares y amigos que improvisaron un homenaje en la única malla metálica que resistió la fuerza del desastre natural que acabó con todo lo demás del centro deportivo. Ahora, en la zona cero del desastre trabajan varios albañiles en la recuperación de los muros arrasados por el aluvión.

César Lugmaña trabaja en la reconstrucción de un muro ubicado en el extremo norte de la cancha de ecuavóley. La casa de su hermana sufrió daños en su estructura, los enceres se perdieron, así como el muro de contención que dividía el terreno privado de la cancha construida sobre una quebrada.

Publicidad

Las paredes que no se destruyeron mantienen la marca del lodo que superó los dos metros de altura. Las puertas dobladas fueron instaladas nuevamente, mientras se construyen unas nuevas. Esto –según comentan los vecinos que prefieren mantener su identidad en reserva por represalias– han tenido que colocar en sus casas para cuidarse de la delincuencia. “Si antes se metían a las casas, ahora con más facilidad porque nuestras casas están descubiertas”, señaló Edison, uno de los habitantes del sector.

La ayuda sí ha llegado, aunque no para todos. Manuel Criollo, de 62 años, vive bajo la montaña de la cancha de ecuavóley, en una de las casas que recibió el impacto del deslave. Después de agradecer la arena, bloques y cemento que le entregó el Municipio de Quito, se lamenta que no ha llegado el apoyo en los electrodomésticos que se dañaron. Su cocina, lavadora, televisiones, así como las camas y refrigeradora de su hija no sirven y no recibieron la ayuda ofrecida. “Yo todavía tengo fe de que el alcalde venga con la ayuda, porque él mismo me dijo ‘te voy a traer las cosas que perdiste’”, añadió.

QUITO (02-03-2022).- Manuel Criollo, de 62 años, en su casa, en el sitio conocido como "zona cero", en los barrios La Gasca y La Comuna, en el norte de Quito, donde el pasado 31 de enero de 2022 se produjo un aluvión que dejó 28 víctimas mortales Foto: Alfredo Cárdenas

“La comida, gracias a Dios, sí nos han colaborado, eso no tengo por qué negar”, enfatizó Manuel, quien está desempleado desde hace años por una lesión en su pierna; él trabajaba de albañil. Ahora junto a sus familiares reconstruye la entrada a su casa, mientras espera recibir los electrodomésticos ofrecidos. Entre tanto, usa una cocineta que le prestó un familiar.

Publicidad

La Gasca maneja otra realidad. Este barrio recibió afectaciones, sin embargo las estructuras no quedaron tan afectadas como La Comuna, en especial, la avenida con su mismo nombre.

Los locales comerciales volvieron a abrir y la cotidianidad regresó a las calles, pocas paredes guardan la marca de las desesperantes horas que se vivieron con el aluvión. Las imágenes que compartieron en redes sociales, arrastrando vehículos, árboles y personas quedarán en el recuerdo que intentan olvidar los habitantes del centro norte de la capital.

Publicidad

QUITO (02-03-2022).- Los negocios ubicados en la avenida La Gasca, que recibió los flujos del aluvión ocurrido el pasado 31 de enero de 2022 ha iniciado un proceso de reactivación tras el cierre de más de dos semanas Foto: Alfredo Cárdenas

Por su parte, las autoridades municipales aseguran que la quebrada El Tejado, que colapsó el 31 de enero, se encuentra bajo monitoreo, al igual que varias quebradas con riesgo para los habitantes de zonas aledañas. (I)