En San Pedro de Huaca, una pequeña población carchense con más de 8.000 habitantes, ubicada a 22 kilómetros de Tulcán, se realiza desde hace siete años el Festival de la Purita de Pan y la Colada Morada.
Una de las características de los pobladores de este cantón es la devoción por la Virgen de la Purificación, también conocida como la Purita, patrona religiosa del sector, de allí nace el nombre del certamen que se acostumbra a realizar antes del Día de los Difuntos.
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Está convocatoria se diferencia de otras que se realizan en el país porque las familias y los colectivos religiosos con antelación definen los motivos, la elaboración y la exhibición de cada estand.
Uno de los requisitos es rescatar las viejas recetas de las abuelas, no utilizar tapioca, recuperar los tradicionales ingredientes para la elaboración de la masa y colocar frutas silvestres utilizadas en esta suerte de papilla y coctel aromático, que utiliza especias nativas que le dan un sabor único.
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Recorrer las distintas carpas en las que se exhiben las diferentes alegorías e imágenes, que se muestran frente a la centenaria y patrimonial iglesia en una plazoleta adjunta, permite avistar verdaderas obras de arte confeccionadas en harina, manteca y fondant (masa de azúcar flexible y maleable utilizada en panadería para cubrir y decorar pasteles).
Hermosas, vistosas y grandes siluetas mimetizan la apariencia de la santa. Estas son horneadas con la participación de entornos familiares de esta jurisdicción cantonal.
Varios motivos fueron expuestos en esta edición, que incluyó a los museos de vestidos y elementos que utiliza la imagen de la Purita y los arqueológicos y religiosos, así como los vitrales de la iglesia, que fueron parte de la inspiración de las familias y los grupos de oración que participaron en este inédito concurso.
En los diferentes estands se exhibió y compartió la tradicional colada morada, cocida en leña; en cambio, en vistosos cuencos y platos de arcilla fueron expuestos los ingredientes y las frutas utilizadas en la preparación de esta bebida espesa roja o morada.
Una muestra que no solo fue gastronómica e identitaria, sino que convirtió a la masa de pan en bellas obras de arte y a este evento en una opción para visitar y conocer este hermoso y generoso rincón de Carchi, donde el cuy asado, el hornado, la fritada, la gallina frita, los quesos, entre otros, son los platos típicos.
Adriana Gaón explicó que la temática de su familia fue “los milagros de la Purita de Huaca”, en la que se representó a la santa con un vestido rosado, corona dorada y demás accesorios, alcanzando un metro de alto y 80 centímetros de ancho.
Ella señaló que los principales componentes son la receta ancestral de sus abuelitos, mucho cariño y unión familiar.
Con fondant, una pasta de azúcar parecida a una plastilina elástica y comestible que se utiliza en repostería, se le dio color y decoración a la figura de pan artesanal.
Otra de las familias participantes contó que se demoró un día completo para obtener la colada morada, previamente se seleccionaron los insumos y las frutas y se realizó el proceso de cocción en una cocina de leña, que le da el espesor y la fragancia que recuerda la memoria y los saberes culinarios del ayer.
La Purita es celebrada y recordada cada 2 de febrero, tras un mes de festejos y actos litúrgicos, y congrega ese día en el estadio de la ciudad a más de 10.000 devotos que provienen del sur de Colombia y del norte de Ecuador.
Son varios los milagros y las historias que cuentan los fieles en un territorio donde la fe es inmensa.
Este 2 de noviembre, además, las familias se reúnen para visitar a los deudos y luego elaborar el pan de los finados y la colada morada. (I)