Escaleras eléctricas que costaron $ 228.000 permanecen embodegadas desde hace una década en el aeropuerto Mariscal La Mar

Desde hace diez años permanecen en las bodegas del aeropuerto Mariscal La Mar, de Cuenca, tres escaleras eléctricas que ya fueron pagadas por la Corporación Aeroportuaria de Cuenca (Corpac), pero nunca se usaron. La adquisición se hizo durante la alcaldía de Paúl Granda.

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Según el contrato firmado el 7 de agosto del 2013 entre la Corpac y la compañía Coheco S. A. (que se presentó como único oferente), el monto asignado para el proyecto fue de $ 194.750 más IVA y tenía como objetivo el “Suministro e instalación de escaleras eléctricas para el aeropuerto Mariscal La Mar”.

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Pero finalmente esta compra les costó a los cuencanos $ 228.000, porque además del impuesto se pagaron otros $ 9.373 a una aseguradora privada por una póliza que tuvo vigencia entre el 7 de agosto del 2013 y el 6 de marzo del 2014. Aquí firmó como director ejecutivo de la Corpac Juan Ignacio Ordóñez.

El desembolso del dinero se hizo en tres porcentajes y fechas establecidas: el 15 de agosto del 2013 se pagó el 50 % de lo acordado como anticipo, esto es, $ 97.375; un 20 % más se canceló cuando se entregaron las escaleras, es decir, $ 38.950; mientras que el 30 % restante, que corresponde a $ 58.425, aún no se desembolsa porque no está instalada la estructura.

El 27 de diciembre de ese mismo año (2013) se firmó el acta de entrega-recepción con un plazo contractual para su instalación que fenecía el 11 de febrero del 2014.

En la comisión de recepción participó Ítalo Mogrovejo, quien actualmente se desempeña como director de Operaciones de Ingeniería de la Corpac. Explicó que al final del proceso se decidió terminar el contrato por mutuo acuerdo el 9 de marzo del 2017, y sobre el valor restante comentó: “Queda pendiente hasta que el momento que se haga”, esto implica que la Corpac aún le debe dinero a Coheco.

Sobre las razones para adquirir un producto que nunca se instaló, afirmó que en ese momento había un diseño para remodelar la terminal aérea, pero en el 2011 bajó la demanda de los pasajeros lo que frenó el plan.

Desde ese año las escaleras están guardadas en una bodega construida con planchas de metal cercana a los hangares, a pocos metros de la pista de aterrizaje. Algunas están empaquetadas, otras con plástico o papel, pero todas apiladas y en algunos casos cubiertas de polvo.

A partir de ese día pasaron dos administraciones municipales que no les han dado uso. La de Marcelo Cabrera (2014-2019) y Pedro Palacios (2019-2023).

El concejal Fabián Ledesma preside desde el 2019 el directorio de la Corpac y admitió que durante sus cuatro años de gestión no conoció del tema, justificándose en que “no se tratan esos temas en directorio”, pero también dijo que no cumplió su función de fiscalización sobre este particular porque “no sabía”.

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Al preguntarle al vicealcalde de Cuenca, Pablo Burbano, si conocía de la existencia de estas escaleras embodegadas, respondió que no a detalle porque no era parte de ese directorio, pero en términos generales se enteró de que “no tenían una ubicación ni un diseño previo donde se garantice que las mismas iban a ser funcionales”.

Y mientras algún funcionario municipal se decida a utilizar estas gradas eléctricas que permanecen en una bodega desde hace una década, los funcionarios de la Corpac aseguran que están bien cuidadas en las cajas de madera cubiertas con plástico o papel. (I)