Pelileo, TUNGURAHUA

Compartir en el cementerio de Salasaca, parroquia del cantón Pelileo, provincia de Tungurahua, simbólicamente los alimentos con quienes se adelantaron en el camino al más allá no se pudo hacer el año anterior por la pandemia del COVID-19. Pero este martes las familias del pueblo indígena se volvieron a reunir alrededor de las tumbas para participar en la tradición milenaria con las ofrendas que llevó cada integrante.

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Antonia Quinapanta, presidenta de la Junta Parroquial de Salasaca, dijo que para los pueblos milenarios es importante el Día de los Difuntos, porque les permite continuar con la tradición, que es la oportunidad para que las familias se reúnan con la finalidad de compartir simbólicamente las comidas que cada uno lleva hasta las tumbas en donde descansan sus seres queridos.

“Según lo que nos cuentan nuestros antepasados, en este día también en el más allá se reúnen nuestros difuntos para compartir en familia. Por esa razón, hasta el cementerio no llegamos solo las personas adultas, sino nuestros niños y jóvenes, para que ellos continúen con la tradición que nos han dejado los ancestros”, añadió.

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Familias salasacas se reúnen alrededor de las tumbas de sus seres queridos

Comentó que se decidió abrir el cementerio luego de conocer el informe del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) cantonal y parroquial que reveló que no se incrementaron ni se tuvieron nuevos casos de contagios de COVID-19 en la localidad.

Luis Jerez comentó que se fue a vivir a Otavalo, pero que por ser el Día de los Difuntos una fecha muy especial para el pueblo indígena regresó a Salasaca para compartir con la familia una vez al año; recordó que en 2020, por la pandemia, no se pudieron reunir en el cementerio, porque cada quien pasó en su casa. Hubo restricciones por la situación que vivía el país en ese momento.

En Salasaca se transmiten ritos a más jóvenes

Fausto Chango, exgobernador del pueblo Salasaca, dijo que cada año llegan con los padres y abuelos a compartir simbólicamente con los difuntos los alimentos, que es una tradición que no quieren que se pierda, porque es parte de la cultura ancestral.

Manifestó que se preparan las comidas y se llevan los alimentos que en vida les gustaban a quienes fallecieron; que es así que llegan con cuyes, conejos, papas, habas, mote, guineo, naranja, así como la colada morada y las guaguas de pan, que lo comparten con una bebida, que puede ser una chicha.

“El 2 de noviembre se reúnen casi todas las familias, porque llegan quienes se encuentran en Italia, Francia, Estados Unidos y otras partes del mundo, así como en otras provincias del país, especialmente en Galápagos, porque lo que se quiere es intercambiar y compartir los alimentos”, añadió Chango. (I)