Miembros de la Policía junto a las Fuerzas Armadas han comenzado a intervenir desde la madrugada del martes en la Penitenciaría del Litoral para retomar el control de la cárcel, tras el decreto de estado de excepción por grave conmoción interna en todos los centros de privación de libertad del país. Esto se debe a los disturbios que han tenido lugar todo el fin de semana y la huelga de hambre anunciada por los reos.
Los enfrentamientos en las cárceles han dejado hasta el momento seis muertos y once heridos. Además, unos 90 agentes penitenciarios han sido retenidos por reos de cinco cárceles del país.
Publicidad
Sin embargo, “el problema de seguridad no puede ser tratado exclusivamente desde una visión militar o de una visión policial”, señaló Luis Altamirano, ex comandante general del Ejército, en una entrevista con el programa Punto Noticias, transmitido por radio Pichincha.
Más bien se debe tratar el problema con medidas estructurales, en una cadena “que va desde la prevención, disuasión, control, respuesta, que incluye judicialización, sanción, rehabilitación y reinserción” de las personas privadas de libertad, describió.
Publicidad
El comandante en servicio pasivo de las FF. AA. explicó que si bien las cárceles son consideradas “universidades del crimen”, no hay que olvidar que son ocupadas en su mayoría por personas pobres y con falta de oportunidades.
De acuerdo con el especialista, el problema de las cárceles es que se enfocan en mantener a las personas encerradas en un espacio físico, en vez de garantizar que esas personas puedan tener un proceso de rehabilitación.
Para esto “tiene que haber un eje transversal a través del Ministerio de Inclusión Económica y Social y del Ministerio de Trabajo con la finalidad de generar condiciones laborales a su salida” del centro de privación de libertad, aseguró.
“¿Cuántas personas salen de la cárcel y tienen un seguimiento y la capacidad de involucrarse laboralmente? Ninguna, entonces vuelven a delinquir”, agregó Altamirano.
“El manejo del sistema carcelario es técnico, no es simplemente una cuestión de buena voluntad. La mayor parte de las cárceles de este país están al mando de policías en servicio pasivo, no están al mando de criminólogos, de personas que manejen esa psicología social del crimen”, cuestionó el excomandante.
Otros síntomas que él atribuye a un “Estado debilitado” en su sistema penitenciario son la normalización de la violencia, la pérdida de sensibilidad y la débil ejecución del presupuesto para las entidades gubernamentales.
“Aquí tenemos [personas] descartables, la gente de los barrios periféricos que muere en manos de la delincuencia, que no tiene título, que no tiene posición, pero que tiene familia. Ese es el más grave problema que tiene el país: hemos perdido la sensibilidad”, expresó.
Ruptura entre Los Lobos y Tiguerones se liga a conflictos en Penitenciaría
Además, Altamirano reclamó que el presupuesto sea plasmado ‘en papel’, pero que en realidad no se ejecute.
“El Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI) no ha podido ejecutar el presupuesto de 30 millones de dólares (que tenía asignado para este año), que es poco. Si usted suma el comprometido y el ejecutado, tiene el 21% en el séptimo mes del año fiscal”, detalló el excomandante.
“Es una incapacidad de gestión”, denunció. (I)