Con flores blancas y lilas en las manos y con gritos por su día clásico, unas 20 mujeres, muchas de ellas con cáncer, plantearon cambios en los ámbitos de trabajo y salud que les permitan enfrentar esa dura enfermedad.

Con muletas en los brazos por haber perdido la pierna derecha y junto a su hija de casi 3 años se encontraba -este miércoles- en la Plataforma Gubernamental sur Miriam Merino, quien forma parte de la fundación Jóvenes contra el Cáncer.

Vende cosméticos. Tuvo un tumor cancerígeno en 2015 y le amputaron la pierna en 2018.

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“Me afectó bastante porque yo en su momento recién terminaba de estudiar el colegio, de graduarme, quería estudiar la universidad y después ya no pude porque pasé prácticamente más de tres años en un hospital”, dijo la mujer, oriunda de la provincia del Napo.

Ella considera que, a pesar de su condición de discapacidad, no tiene beneficios.

La chica, de 25 años, recomendó hacerse atender a tiempo para evitar riesgos a la salud.

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A las autoridades gubernamentales pidió que se generen oportunidades laborales sin trabas y que haya los medicamentos con libre acceso.

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Silvia Cruz, de 52 años, usaba mascarilla. Su cabello está en fase de crecimiento. Contó que está a la espera de la cirugía por padecer cáncer de mama, pero lamentó que no sea inmediata.

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Previamente recibió quimioterapia en el hospital Eugenio Espejo que -comentó- les deja débiles, con vómito y mareo.

En mayo del 2022 le diagnosticaron la enfermedad.

Todos los exámenes se hizo en el sector privado, que expresó son costosos. Estimó un gasto de $ 1.000.

“No es la muerte al momento que nos dicen que tenemos cáncer”, dijo Cruz, quien ha salido adelante con el apoyo familiar y de sus allegados.

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Gustavo Dávila, director de la fundación Jóvenes contra el Cáncer, calificó como mujeres guerreras a aquellas que han sido diagnosticadas con cáncer, han sido amputadas, que viven solas, tienen hijos, y a pesar de todo, siguen adelante. Planteó alternativas para eliminar barreras.

“Esto es una visualización, porque una mujer que tiene una enfermedad catastrófica, que no tiene trabajo, que vive y lucha sola, y que tiene hijos, ¿por qué no acceder a un carné de discapacidad así sea temporal?”, se preguntó.

Propuso que también se les permita acceder a trabajos por horas o que haya diagnósticos médicos a tiempo.

Según Dávila, pasan alrededor de cuatro meses para que una mujer sea derivada a un especialista luego de ir a un centro de salud.

De cada diez mujeres más del 50 % se hace exámenes en el sector privado para salvar su vida, señaló.

Anualmente a unas 2.300 mujeres se las diagnostica con cáncer de mama, indicó Dávila. (I)