En un rincón de la Villaflora, el barrio tradicional que abre las puertas para el sur de Quito, se encuentra Musak, una academia de música que guarda su encanto tras un portón negro, varias gradas y un pasillo corto repleto de diplomas, violines, guitarras y ukeleles.
Los cables cruzando de poste a poste tapan de cierto modo el gran letrero que abre paso al hogar donde se forman grandes profesionales de la música, desde los 4 años.
La entrada es contagiosa. Discos de vinilo, CD y consolas marcan la evolución de la reproducción musical, que está acompañada por instrumentos que causan encanto.
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Guitarras de todo tipo, requintos, platillos y pósteres de cantantes y compositores invitan a sentirse músico por un día.
“Hemos intentado posicionarnos en este sector del sur que carece de centros que impartan clases de música y de artes plásticas. Nació hace más de 24 años y, desde entonces, potenciamos la academia para tener aulas acordes a la necesidad de cada estudiante”, explicó Víctor Pacheco, director de Musak.
En una casa de estilo patrimonial, con más de diez salas y un auditorio, Musak tiene aulas para el aprendizaje de cada instrumento.
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Pianos gigantes para quienes gustan de las teclas, guitarras y violines para los que prefieren las cuerdas, tambores de todo tipo y tamaño para los amantes de la percusión, y una sala elegante para mostrar todo el potencial en canto son parte de los objetos que guardan con gratitud Víctor y su hija Daniela.
“Intentamos que, más allá de un curso, sea un semillero para nutrir la academia y a los futuros artistas. Aquí descubren nuevos talentos y se los respalda para que puedan hacer carrera en la música”, añadió Víctor.
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La pandemia fue el talón de Aquiles para Musak, sin embargo, siguen compartiendo sus conocimientos en el arte. “En buenos tiempos recibimos hasta 160 alumnos por curso vacacional, luego la realidad cambia y por muchas circunstancias la media bajó a 90, 100 alumnos. Eso nos permite sostenernos”, apuntó el director con mucho positivismo, a pesar de las circunstancias.
Tras una columna de madera lo miraba Daniela, una joven intrépida, sonriente y muy atenta. Ella dijo ser cantante empírica. Gusta tanto de la música como de la administración y siente admiración por el trabajo que realizan los profesores pedagogos, quienes tienen paciencia y especialidad para enseñar a niños.
Ella consideró que uno de los instrumentos más difíciles de aprender es el violín, pero con empeño y dedicación, practicar se convierte en un hábito.
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El objetivo de la academia es formar músicos profesionales y comprometidos con el arte.
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Desde una orquesta pedagógica infantil, pasando por un coro juvenil, hasta el ensamble instrumental son las propuestas de Musak, en un programa integral que va desde el nivel básico hasta el avanzado.
Actualmente, ambos preparan un curso vacacional dirigido para niños y jóvenes en Musak, Formación Musical Integral, y en Musak Kids, con el fin de crear una banda propia que se presentará en el Centro Cultural Metropolitano con los menores de 4 a 6 años.
“Se iniciará el 14 de julio hasta el 8 de agosto. Veinte días de intensa actividad e instrucción musical, elaboración de bandas musicales, rítmicas, y exploraremos la creatividad en las artes plásticas”, contó Víctor.
Para contactar a Musak, los padres de familia podrán acercarse a la avenida Gonzalo Díaz de Pineda Oe1 - 242 y Pedro de Alfaro, en el sector la Villaflora, o también en la sucursal norte, en la Rodrigo Muñoz N79 - 75 y Francisco Ruiz (Carcelén alto).
De igual forma, podrán llamar al 099-502-1379 o al 099-510-1405. (I)
