Es un martes de agosto y, en los exteriores del Hospital Rafael Rodríguez Zambrano de Manta, Wendy Navarrete buscaba un laboratorio clínico para realizarle unos exámenes a su hijo Neider Plúa, de 13 años.
El menor padece un problema en la piel desde hace un año y aún no cuenta con un diagnóstico certero. No se conoce exactamente qué es lo que tiene. Lo que sí sabe Wendy es que esta enfermedad le ha generado gastos considerables.
“En el hospital me dan las consultas, pero no hay medicinas. He gastado más de $ 1.000 en medicamentos para mi hijo en todo este tiempo”, señala.
Para las citas médicas, Wendy viaja dos horas desde Paján, en el sur de Manabí, hasta Manta, donde se encuentra el especialista que atiende a su hijo. Asegura que la atención es buena, pero lamenta que no haya medicamentos, especialmente para enfermedades de la piel. “Son sumamente escasos. Casi todo lo que le recetan a mi hijo tengo que comprarlo afuera, porque en el hospital no hay”, expresa.
Una situación similar vivió Melanie Rivera cuando llevó a su bebé, Victoria, al Hospital General de Manta. La menor de 4 meses fue atendida, pero su madre tuvo que comprar la receta en farmacias ubicadas fuera de la casa de salud, ya que no había medicamentos disponibles.
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Melanie cuenta que gastó $ 50 en la receta, además del tiempo que pasó esperando atención. “Llegué el lunes a las nueve de la noche y atendieron a la niña cerca de la medianoche. Ella tenía diarrea y fiebre. Recién hoy (martes) le dieron el alta, porque estuvo con un suero”, agregó.
Ana María Chávez tuvo que comprar equipos de venoclisis para que la pudieran canalizar, ya que estuvo hospitalizada por un problema de cirrosis. “La verdad, no me puedo quejar de la atención; los médicos hacen lo que pueden, pero no hay medicinas ni otros insumos necesarios para atender a los pacientes. Todo se tiene que comprar afuera”, denunció.
Para el doctor Washington Macías, presidente del directorio del Colegio de Médicos de Manabí, la situación del sistema de salud en la provincia es “calamitosa” y exige una declaratoria de emergencia.
El médico señala que existe una grave escasez de medicamentos, insumos y equipos médicos que afecta tanto a los hospitales del Ministerio de Salud Pública como del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).
El doctor Macías, quien trabaja en el Hospital del IESS de Portoviejo, un centro de nivel 2 con servicios de emergencias, terapias intensivas y centros quirúrgicos, no dudó en señalar las deficiencias estructurales del sistema.
“Los hospitales, tal como están, son antesalas de la muerte; son antesalas para que el paciente salga después de la atención con complicaciones; porque sin insumos, sin medicamentos, sin procedimientos diagnósticos un paciente a veces en un segundo pierde la vida por ello, porque no se cuenta con esto o por un medicamento que no existe”, afirmó.
La falta de recursos es generalizada. Según Macías, “no hay casi nada; por decir, no existe el 90 % de lo que se necesita” en los hospitales públicos, sean del IESS o del Ministerio de Salud.
Esta carencia obliga a los pacientes a asumir los costos de medicamentos, exámenes y procedimientos diagnósticos, ya que los centros de salud no cuentan con lo necesario para garantizar una atención adecuada.
“Lo único que tienen los hospitales son los profesionales de salud. Pero eso no es suficiente; nosotros necesitamos tener todas las herramientas”, recalcó.
El problema no se limita a los hospitales de mayor complejidad. Las unidades básicas de salud, como los centros del Seguro Campesino o las unidades ambulatorias del IESS, enfrentan una situación aún más crítica.
“Los pacientes nos buscan en los hospitales de mayor complejidad con la esperanza de que tengamos la medicación que necesitan o los procedimientos diagnósticos para definir qué enfermedad tienen. Pero, a la hora de la verdad, estamos peor que sus propias unidades básicas de salud”, explicó Macías.
En el caso del Hospital del IESS de Portoviejo, el doctor señaló que “prácticamente todos nuestros equipos están dañados”. Desde electrocardiógrafos hasta tensiómetros, la falta de mantenimiento y reposición de equipos básicos agrava la crisis.
“En mi hospital no hay tensiómetro. ¿Cómo atender a un paciente sin un tensiómetro? Hay que estar rogando, buscando un tensiómetro en un hospital que tiene casi 200 camas. El hospital ha tocado el fondo del abismo”, expresó.
Macías también criticó la gestión administrativa del sistema de salud, destacando la falta de descentralización y autonomía en los hospitales, a pesar de estar establecidas por ley.
“No existe la descentralización. No existe la autonomía”, afirmó, señalando que decisiones centralizadas, como la compra de equipos médicos sin consultar las necesidades reales de los hospitales, generan ineficiencias. “Por toneladas compraron equipos médicos y después los reparten a los hospitales, cuando el hospital es el que debe mostrar su necesidad y, con el presupuesto que cuenta, comprar el equipo”, explicó.
El doctor Macías advirtió que la crisis actual, agravada por el terremoto de 2016, la pandemia y la inseguridad, ha generado que al menos el 60 % de las unidades básicas y hospitales de Manabí presente problemas. Manabí cuenta con trece hospitales: cuatro generales, ocho básicos y uno de especialidades.
Críticas a la atención y la falta de medicinas
Tatiana Armendáriz, afiliada al seguro social en Manta, comentó que uno de los problemas de los hospitales del IESS es el largo tiempo de espera para ser atendido y la atención “vaga” de ciertos médicos.
“El lunes (18 de agosto) estuve en el hospital por un dolor de garganta; estaba afónica. Aun así, solo me dieron paracetamol y loratadina. Este martes tuve que regresar, porque las molestias no pasaban, pero querían darme lo mismo y nada para combatir el problema de fondo. Tuve que pedir que me recetaran algo, lo compré afuera y regresé para que me lo inyectaran”, explicó.
Mayra Santos, otra usuaria del seguro social, comentó que la atención médica le parece adecuada. Ella llevó a su hija Leslie Macías para que la atendieran y asegura que, al ser consulta externa, no tuvo que esperar mucho. Sin embargo, coincide con otros usuarios en que existe un grave problema de falta de medicinas. “Tengo una receta para comprar; hay ciertas cosas que te dan en la farmacia, pero otras no”, señala.
Este medio intentó buscar versiones de gerentes de hospitales y coordinadores provinciales del Ministerio de Salud, pero evitaron dar declaraciones y no hubo respuestas a los pedidos de entrevistas. (I)