Durante 32 años, desde 1988 cuando inició en Guayaquil su negocio con el nombre de La Boutique del Sabor, en las inmediaciones del parque Victoria, Luis Calderón, propietario y fundador de Mr. Morocho, no había vivido una crisis tan severa como la desatada por la pandemia en el 2020, que lo obligó a cerrar dos sucursales y un restaurante para salvar su marca.

Hasta antes del confinamiento, Calderón había crecido hasta llegar a nueve establecimientos, más un nuevo giro de negocios con un restaurante de comida típica que funcionaba en su local matriz, en Chile y Azuay, donde aún opera el negocio de morocho.

Las sucursales cerradas se ubicaban en la avenida 9 de Octubre y García Avilés; en el centro; y en Los Almendros, en el sur.

Publicidad

Como él, muchos dueños de restaurantes tuvieron que sacrificar locales, despedir empleados o buscar mejores condiciones para sobrevivir y no perder los negocios, aunque no todos lo lograron.

Según Francesca Ferrero, presidenta de la Asociación de Restaurantes del Guayas, con el 45,5% de afectación -$ 942,9 millones menos que en 2019- el segmento de bebidas y alimentos fue el menos golpeado dentro del sector del turismo en el país, que en general tuvo un impacto negativo del 56,8% ($ 2.822,4 millones menos en ventas).

Sin embargo, Ferrero aclara que esto no quiere decir que el impacto haya sido leve para los restaurantes, bares y otros negocios afines. Asegura que hasta ahora los establecimientos perciben el 40% menos de facturación, y en el caso de Guayaquil sube al 45%, debido a la poca flexibilidad de las autoridades, según la dirigente.

Publicidad

Asociación de Restaurantes pide reevaluar decisión del COE de Guayaquil respecto al expendio de bebidas alcohólicas

El impacto también se traduce en locales cerrados, aunque tampoco hay una data exacta al respecto. Ferrero se guía, por ejemplo, con sus agremiados.

Recuerda que la Asociación nació al inicio de la pandemia y llegaron a tener 253 marcas entre pequeñas, medianas y grandes; luego, a medida que la organización se fue formalizando quedaron 80 marcas, de las cuales, asegura la dirigente, el 24% cerró locales.

Publicidad

Francesca Ferrero, presidenta de la Asociación de Restaurantes del Guayas y propietaria de Moro Grill, asegura que el sector de alimentos y bebidas perdió más de $ 900 millones en ventas durante la pandemia.

En Pichincha, así como en Guayas, la agremiación de restaurantes se dio a raíz de la pandemia con la creación de la Agremiación de Restaurantes de Pichincha (Agrepi) en marzo del 2020. Actualmente Agrepi cuenta con unos 2.000 restaurantes agremiados en esa provincia.

Su director, Diego Vivero, indica que agremiarse fue la mejor estrategia del sector para sobrevivir a la crisis de la pandemia, aunque esto no evitó que el 40% de los establecimientos no hayan podido sostenerse y se haya perdido el 50% de las plazas de trabajo, esto es, entre 15.000 y 20.000 empleos, aunque reconoció que en los últimos meses se lograron recuperar algunos.

Reconoció además que él fue uno de los empresarios que tuvieron que cerrar locales para sobrevivir, pasó con uno de sus cinco negocios de la cadena Pizza S. A., el ubicado en el centro histórico de Quito.

Ferrero, en su caso particular, quien es propietaria del restaurante Moro Grill, tuvo que mudarse de local en octubre pasado ante la imposibilidad de seguir pagando un arriendo con las pérdidas que al final del 2020 fueron de más de $ 150.000.

Publicidad

El COVID-19 quitó respiro a bares y restaurantes tradicionales y ya algunos quedan para la historia

“Somos un sector que desde el principio nos adaptamos a las circunstancias, nunca se cerró, si bien es cierto las ventas cayeron, nos adaptamos con los servicios a domicilio y fuimos parte de la solución para que la gente no salga de sus casas y somos el sector que mejor quedamos en el sentido de preparación”, resaltó Vivero, quien es expresidente de la Cámara de Turismo del Pichincha.

Mientras, ante un 2021 incierto aunque con mejores perspectivas que el 2020, los restaurantes identifican lo que Vivero califica como otra pandemia, la informalidad, generada también por el desempleo provocado por la crisis.

Ferrero habla de un “espejismo” al señalar que se cree erróneamente que el sector se recupera por la cantidad de emprendimientos que se suman a la oferta de restaurantes.

“La informalidad es ahora nuestra pandemia, la gran cantidad de negocios que nacieron en las casas que no pagan impuestos, sin ningún protocolo ni control, están prostituyendo un mercado que al final a todos nos perjudica”, asegura el director de Agrepi, quien calcula que actualmente la informalidad ocupa el 30% de la oferta de restaurantes.

Esto, mientras los negocios formales piensan continuar con sus planes de expansión que tenían antes de la pandemia. Por ejemplo, Mr. Morocho planea migrar a un concepto de cafetería e ingresar al mercado de productos congelados. (I)