El último reporte de inflación ya refleja el alza del diésel. Desde el 13 de septiembre se eliminó el subsidio a ese combustible y ese mes cerró con una inflación de 0,08 % y la canasta básica familiar subió $ 5,89. Ahora cuesta $ 819,77.
Cuando se quitó el subsidio a las gasolinas extra y ecopaís la canasta familiar subió $ 2,25 si se toma en cuenta julio del 2024, pues el alza empezó el 28 de junio. Mientras que cuando el impuesto al valor agregado (IVA) subió del 12 % al 15 % -el 1 de abril del 2024- el aumento en la canasta fue de $ 2,39, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
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Ahora el precio del galón de diésel está en $ 2,80 (un dólar más que antes), a partir de diciembre se ajustará cada mes, y los transportistas recibirán compensaciones al menos por ocho meses para no subir tarifas. Qué pasará luego entra a debate con proyecciones incluso de un diésel a la baja y, del otro lado, alarmantes de que la canasta familiar llegaría a $ 916,76 con el precio internacional.
Ese cálculo lo hace el Observatorio Ecuatoriano de Conflictos con el apoyo del Observatorio del Trabajo y el pensamiento crítico de la Universidad Central del Ecuador, en un informe en el que señala que “las familias ecuatorianas necesitarán $ 103 adicionales en sus ingresos mensuales para compensar lo perdido por el incremento del precio del diésel”.
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De acuerdo con ese estudio, esta cifra se obtuvo al analizar el impacto del diésel en la estructura de precios de la CFB. Se indica que desde enero del 2026 el precio del diésel se incrementará progresivamente con el sistema de estabilización de precios hasta alinearse con el precio internacional. Presenta como referencia que el precio internacional del galón de diésel en América Latina en los últimos 36 meses ha sido, en promedio, $ 4,10.
“Cualquier incremento en el costo del transporte se traslada al consumidor final. Si el precio del diésel sube, afecta la estructura de costos del primer eslabón de la cadena productiva (materias primas e insumos), y si los costos de este primer eslabón suben, se incrementarán los costos del segundo eslabón, el de los productos de consumo final, afectando el precio de la canasta familiar básica. El efecto cascada”, señala el estudio.
José Gabriel Castillo, docente investigador de la Escuela Politécnica del Litoral (Espol), explica que el costo del diésel y del servicio de transporte en la estructura de costos del sector productivo y comercial nacional descansa entre el 10 % y 15 % en la mayoría de los casos y entre el 30 % y 35 % en los sectores más expuestos, como el transporte. El resto corresponde a otros factores, entre los que la mano de obra es de los más relevantes.
Por lo tanto, indica que un incremento en un insumo no tiene la capacidad de generar un efecto inflacionario más allá de un ajuste inicial del nivel de precios. “Esto es lo que vemos ya en las cifras de inflación oficiales publicadas este mes”, dice Castillo, al referirse a que en septiembre la inflación fue de 0,08 %.
Pese a este efecto, la del mes pasado es la tercera inflación más baja del año, después de enero, cuando hubo una inflación negativa (-0,15 %), y de junio pasado (0,06 %).
Castillo explica que el sistema de bandas permitirá un proceso de convergencia atenuado hacia el precio internacional; proceso que, sin embargo, podría inclusive permitir reducciones, dependiendo del precio internacional del diésel, que igual que el del petróleo fluctúa en función de las condiciones del mercado internacional.
“Por supuesto hay otros factores que intervienen en la dinámica de los precios de la canasta básica en el mercado: especulación, escasez, productos alternativos, etc. Todos factores que se derivan de la oferta y demanda de los productos que la conforman en el mercado, por lo que no se puede atribuir toda su dinámica al cambio de precios de un insumo”, concluye.
El analista económico Alberto Acosta Burneo aclara que el precio internacional del diésel en los diferentes países de la región incluye impuestos que buscan desincentivar el uso de ese combustible, por lo que no es una métrica real para medir un impacto y asegura que el precio internacional real está muy alineado al precio que tiene Ecuador en la actualidad.
Y que se debe tomar en cuenta que las proyecciones de los precios del petróleo para el próximo año son a la baja y se habla de un precio de menos de $ 50 por barril. “Lo que va a suceder es que en diciembre, cuando empiece a funcionar la banda de precios, el precio del diésel va a bajar”.
El experto económico Larry Yumibanda coincide en que para estimar un impacto en la canasta familiar básica generado por el precio de los combustibles, en este caso el diésel, se debe tomar en cuenta la fluctuación del precio del barril de petróleo. “Si el precio del barril de petróleo sube, esas previsiones -de un incremento en la canasta- quedan insuficientes y si el precio baja quedan sobreestimadas”. (I)