Generalmente se cree que el dodo fue la primera especie que se extinguió a causa de la actividad del ser humano, aunque no existe evidencia suficiente de que realmente haya sido así.

El dodo fue declarado extinto en los años 1700 en las Islas Mauricio (África), pero desde que el hombre empezó su andar por la Tierra muchas otras especies han desaparecido por una u otra causa. Un estudio en 2019 arrojó luces sobre la que realmente habría sido la primera víctima de la acción humana.

Los seres humanos pueden haber jugado un papel importante en la extinción de los osos cavernarios europeos al final de la última edad de hielo, al competir por los mismos espacios habitables y cazarlos. Un estudio que contó con la participación de la Universidad de Zurich sugiere una disminución drástica de la población de osos de las cavernas que comenzó hace unos 40.000 años.

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Los investigadores reconstruyeron 59 genomas mitocondriales de osos cavernarios a partir de muestras de hueso recolectadas en 14 sitios en Polonia, Francia, España, Alemania, Italia y Serbia. Tales huesos también se han encontrado en Suiza, en una cueva cerca de Charmey en la región prealpina del cantón de Friburgo, lo que demuestra que los osos de las cavernas usaron este lugar para hibernar y criar a sus cachorros. Los investigadores compararon los genomas recolectados en estos 14 sitios con 64 genomas mitocondriales publicados anteriormente, detalla Europa Press.

Se estima que las poblaciones de osos cavernarios permanecieron relativamente estables hasta hace unos 40.000 años, incluso durante dos períodos fríos y múltiples eventos de enfriamiento. Como el clima de enfriamiento de la última edad de hielo comenzó mucho más tarde, hace unos 30.000 años, estos hallazgos sugieren que otros factores, como la caza por humanos, pueden haber tenido un gran impacto.

"La disminución drástica de la población de osos cavernarios comenzó hace unos 40,000 años y coincidió con la propagación de humanos anatómicamente modernos en Europa. Los humanos competían cada vez más con los osos de las cavernas, reclamando algunas de las cuevas en el hábitat de los osos y también cazando a los animales", explicó entonces Verena Schünemann, del Instituto de Medicina Evolutiva de la Universidad de Zurich.

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El clima de enfriamiento y la posterior reducción de la disponibilidad de alimentos de las plantas pueden haber fragmentado la población general de osos en varias subpoblaciones que habitan hábitats pequeños con climas más moderados y un rico suministro de diferentes plantas. Al interrumpir la conectividad entre estas subpoblaciones, los humanos pueden haber jugado un papel decisivo en la extinción de la especie. (I)