Los asesinatos por encargo en Ecuador tuvieron su punto fuerte en las zonas fronterizas. Sucumbíos, en la Amazonía, fue una de las primeras provincias afectadas por este fenómeno que empezó a crecer y a cobrar la vida de civiles en la década de los años noventa. Llegó de la mano con el narcotráfico y los grupos armados o ilegales que operaban del lado colombiano y que también pasaban a suelo ecuatoriano, según diversos reportes periodísticos, estudios y ensayos ecuatorianos.

Luego avanzó a las zonas fronterizas de la provincia de Esmeraldas, como el cantón San Lorenzo, norte del país. De a poco llegó a zonas más pobladas como la capital esmeraldeña y se fue ramificando por otras localidades del país, como Manabí, Guayas, Los Ríos, El Oro.

A las víctimas les disparaban a quemarropa o a distancias cortas y delante de sus familiares o amigos. Ocurría en negocios, en las calles, en los lugares de trabajo o en los exteriores de sus casas.

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Los asesinos se movilizaban en motos e iban dos, el que conducía y el que disparaba. También llegaban a pie y atacaban sin importar si aquello presenciaban los niños. Esto último ocurre hasta la actualidad y ahora el sicariato se da en todo el país.

Los criminales emplean variedad de armas, muchas las alquilan, y carros (algunos los roban o alquilan), hacen seguimientos, persecuciones, atacan a cualquier hora y tratan de estar acordes al avance tecnológico, de acuerdo con lo que se ha expuesto tras varios de los asesinatos recientes.

Antes mataban por costos que iban desde $ 50 hasta menos de $ 3.000. Ahora, los montos superan esas cantidades y variarían de acuerdo al ‘tipo de trabajo’.

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A nivel nacional, el narcotráfico y la dispuesta de territorio de bandas criminales ha incrementado este tipo de asesinatos, han sostenido en reiteradas ocasiones las autoridades policiales que han conocido estos casos, quienes han calificado a estos hechos como ‘ajustes de cuentas’.

Mujeres, niños, adolescentes, hombres, autoridades judiciales, dirigentes, políticos, funcionarios públicos, empresarios, periodistas, abogados... han sido parte de las víctimas de los sicarios.

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En el 2017, tres años después de que se tipificó el sicariato como delito en Ecuador, las provincias de Sucumbíos, Esmeraldas y Los Ríos seguían registrando las tasas más altas de homicidios por cada 100.000 habitantes, según las cifras que expuso el entonces Ministerio del Interior (ahora Ministerio del Gobierno) en un análisis de homicidios en Ecuador desde 1980 hasta el 2017. En ese año le seguía El Oro, Orellana, Guayas, Manabí y Santo Domingo de los Tsáchilas.

Así, Sucumbíos tuvo para el 2017 una tasa de homicidios de 17,2 frente a 43,6 del 2010 y a 45,8 del 2000. Esmeraldas tuvo 11,3 en ese año versus la tasa de 44 del año 2010 y de 34,9 del 2000.

Y Los Ríos tenía una tasa de 8,7 frente a la de 33,6 del 2010 y a la de 32 del año 2.000. Los últimos sicariatos o asesinatos al estilo sicariato que se han registrado en provincias como Manabí, Esmeraldas, Los Ríos, El Oro y Guayas, vuelven a encender las alertas sobre la inseguridad ciudadana.

Representantes civiles y empresariales pedían, a fines del 2020, que regrese el Centro de Operaciones de Avanzada de Estados Unidos en Manta, para ayudar en el control de drogas y crímenes. Solo en Manta hubo tres asesinatos tipo sicariato en enero de este 2021.

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En 2020 en el país hubo 121 asesinatos más que en 2019, pese a virus

Doce procesos judiciales por diferentes delitos tenía Moisés Córdova, asesinado al estilo sicariato, el 15 de diciembre pasado en Babahoyo. En esa primera quincena de diciembre tres hombres murieron en Babahoyo bajo esta modalidad.

El 21 de diciembre fue acribillado el político Patricio Mendoza cuando iba a subirse a su carro tras reiterar denuncias en un medio de comunicación digital de Quevedo, en la vía a Valencia.

En Manabí se registraron, hasta el 28 de diciembre de 2020, 115 asesinatos, tres más que en 2019. En El Oro, 93 frente a las 83 del 2019. Y en Esmeraldas, 68 muertes violentas.

En Ecuador hubo 1.011 asesinatos en 2020, cifra dada por Policía a inicios del año, 121 más que en 2019. Y los sicariatos, 11 frente a los 6 del 2019. (I)