Hace más de siete meses la cocina de Libia Escobar fue el escenario para analizar y debatir ideas junto con su madre, Noemí Astudillo, y su hermano Gabriel. Todos buscaban una alternativa que genere ingresos económicos y que puedan aplicar, en ese entonces durante los meses de cuarentena por la pandemia COVID-19, en Quito.